jueves, 31 de diciembre de 2015

BENDICIÓN por Bernardette Miller


BENDICIÓN por Bernardette Miller
"Que gustes los colores de la puesta del sol,
que puedas tocar el coro del amanecer,
que puedan tus ojos volverse hacia la belleza
aún cuando se haya ido.

Que puedas tejer un camino de bendición
a través del éxtasis y el dolor.
Que extiendas la llama en tu interior
que puedas alimentarla con fe.
Que te encuentres a ti mismo en los extraños
y te reúnas con ellos dentro de ti.
Que confies en que somos ventanas
a través de las que mirando el mundo está.

Que permanezcas en cada momento,
que recibas con el corazón
el don de las posibilidades
que la presencia puede impartir.

Que te conviertas en un portal
del amor trás tu jornada,
que te puedas convertir en silencio
en la agitación del mundo.

Que las oraciones que crecen dentro de ti
florezcan en muchas tierras.
Estamos tejidos de conexiones
y la paz está en nuestras manos."

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Suiza será el primer país que eliminará la creación de dinero de la nada

Suiza será el primer país que eliminará la creación de dinero de la nada






 


28 Diciembre 2015
El Gobierno federal de Suiza confirmó el pasado jueves que celebrará un referéndum para decidir si se debe prohibir a los bancos comerciales la atribución de crear dinero de la nada, con el cual se facilita la especulación financiera. Esta información la habíamos adelantado en septiembre y ahora es confirmada por The Telegraph. En un breve comunicado, el Consejo Federal del gobierno suizo señaló que se recibieron más de 110 mil firmas válidas para impulsar el referéndum.

La campaña fue liderada por el movimiento Swiss Sovereign Money, conocido como Iniciativa Vollgeld', y está destinado a limitar la creación de dinero, al exigir a los bancos privados mantener el 100% de sus reservas contra sus depósitos. "Los bancos no deben crear dinero de la nada para sí mismos, y solo podrán prestar el dinero que tienen de los ahorradores o de otros bancos", señalan en la organización. De cumplirse esta iniciativa, Suiza sería el primer país en terminar con la creación de dinero de la nada, justamente el motor que está detrás de las crisis financieras y el hinchamiento de las burbujas especulativas.

La creación de dinero de la nada

La creación de dinero es el proceso por el cual se incrementa la oferta de dinero de un país o una región monetaria, como la zona euro. Si bien los bancos centrales pueden introducir nuevo dinero en la economía en lo que se denomina política monetaria expansiva, son los bancos comerciales los que que crean la mayor cantidad de dinero cuando generan préstamos para compras inmobiliarias, de automóviles o consumo.

Aunque mucha gente piensa lo que dice a teoría (que los préstamos se realizan con los depósitos que previamente han hecho los ahorrantes), lo cierto es que los bancos crean dinero cada vez que hacen un préstamo dado que el volumen de préstamos es muy superior a los depósitos existentes. Por eso que cada préstamo de un banco genera nuevo dinero. El optimismo en los períodos de auge lleva a la banca a expandir exponencialmente los préstamos con lo que la cantidad de dinero en la economía se dispara.

Uno de los mecanismos de expansión de la cantidad de dinero es el conocido como Sistema de Reserva Fraccionaria, donde la cantidad de dinero real (oferta de dinero) es un múltiplo bastante mayor de la Base Monetaria ofrecida por el banco central. En este caso se habla de multiplicador monetario, y está relacionado inversamente con la tasa de reservas del sistema financiero. A menor valor de la tasa de reservas, mayor es el valor del multiplicador. Si la tasa de reservas es del 20 por ciento el multiplicador es 5, multiplicándose por 5 veces la base monetaria, Si la tasa de reservas es del 5 por ciento, se multiplica por 20 veces la base monetaria. En los período previos al estallido de la crisis de 2008 se comprobó que hubo bancos cuya tasa de reservas era de 0,1 por ciento, multiplicando por mil la base monetaria.

Lo de Suiza puede ser el primer golpe serio al sistema financiero para romper la adicción a la creación de dinero. El sistema financiero se ha hecho adicto a la creación de dinero de la nada y con ello a la interminable cadena de burbujas especulativas.

domingo, 27 de diciembre de 2015

Alqimia y zen (Alquimia china)


ALQUIMIA CHINA
 
Se distinguen la alquimia esotérica, (nei tan) de la alquimia exotérica (uai tan).La distinción es que la alquimia exotérica se ocupa de las materias concretas, y la esotérica, que no utiliza más que las almas de esas sustancias.La transposición de la alquimia en técnica ascética y contemplativa alcanza su plenitud en el siglo XIII, cuando se desarrollan las escuelas zen. Por el hecho de que los procesos alquímicos se desarrollen en el interior del cuerpo del adepto la <perfectibilidad> y la transmutación de los metales corresponden a la perfección y  del hombre. Trabajando en un cierto nivel se alcanzaba al mismo tiempo resultados en todos los niveles correspondientes.

(Herreros y Alquimistas, Mircea Eliade, Alianza Editorial pp. 99-112)


 


Alquimia y zen (El atanor)


Está en la esencia de todo arte sagrado que se funda de manera natural en el símbolo, integrar al cuerpo en su obra e incluso hacer de é su base metodológica. El atanor es el cuerpo humano, el fuego la concentración metódica, el fuelle la respiración, la ceniza la materia viva ininflamable por las pasiones. Durante la cocción para la realización de la obra, el atanor o huevo debe permanecer herméticamente cerrado para que no escapen las fuerzas que se desarrollan en su interior.


(Alquimia, Titus Burckhardt, Editorial Planeta, pp. 207-215)




 


Alqimia y zen (Las materias químicas)


En este capítulo hace referencia Titus Burckhardt a la alquimia interior, especialmente acentuada por el maestro chino Ko Ch'ang-Kéng' que incorporó la alquimia al budismo Dhyána. Que es lo que hay de realidad y lo que es sólo pura imaginación en la  alquimia interior, se aclara por la realización alquímica misma, que, a fin de cuentas, no añade contenido a la conciencia humana, sino que revela la propia sustancia de ésta, que existe ya con anterioridad a todas las experiencias.

 
(Alquimia, Titus Burckhardt, Editorial Planeta, pp. 177-188)


 



viernes, 25 de diciembre de 2015

Tolerancia

Tolerancia


La paz de la fe; por Nicolás de Cusa
Adenda: acerca de la tolerancia en la obra de René Guenon


del blog KEYSTONE


http://caputanguli.blogspot.com.es/2011/04/la-paz-de-la-fe-por-nicolas-de-cusa.html

20-D. ¿España ha dejado de ser católica?

20-D. ¿España ha dejado de ser católica?


20-D. ¿España ha dejado de ser católica?
  • El voto en blanco falló.
  • El catolicismo expulsado de la vida pública española… en un país en el que se confiesa católico más de un 70% de la población.
  • Pero el catolicismo no puede dejar de ser lo que es así que habrá que concluir que España, en efecto, ha dejado de ser católica.
¿Cómo es posible que más de un 70% de los españoles se declaren católicos y que, al mismo tiempo, los partidos afines al voto católico hayan obtenido unos resultados residuales? Por ejemplo, el derechista VOX se ha quedado en los 58.000 votos, un 0,2% de los sufragios emitidos, mientras el izquierdista SAIN se quedó en menos de 5.000 votos, un 0,02% de los sufragios emitidos. Dos partidos fieles a los principios no negociables (vida, familia, libertad de enseñanza y bien común), pero taponados.

El voto en blanco, otra opción del cristiano desencantado con la Banda de los Cuatro (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) se quedó en el 0,75%, lejos del 1,37% de los anteriores comicios. Y era, en verdad, otra opción para un católico coherente. Fue la escogida por el abajo firmante.

En definitiva, el voto católico no existe y hay que preguntarse que pasa por la cabeza de 10 millones de españoles que, sólo es un ejemplo, acuden a misa cada domingo.

Y como el catolicismo no puede dejar de ser lo que es, habrá que concluir algo mucho más grave: que España, en efecto, ha dejado de ser católica.

Eulogio López

miércoles, 2 de diciembre de 2015

¿ES EL ISLAM UNA RELIGIÓN DE PAZ?


¿ES EL ISLAM UNA RELIGIÓN DE PAZ?


José Antonio de Yturriaga


Orígenes del yihadismo
                                                          
            Los trágicos asesinatos cometidos por el Estado Islámico (EI) el pasado 13 de Noviembre en París han sacado a la palestra el tema de si el Islam es una religión de paz o de violencia. Como ha observado en Director de Centro cultural Islámico de Madrid, Sami al-Mushtawi, el Islam no incita al odio ni al rencor, y menos aún a actos de barbarie y  terror, pues el terrorismo no tiene relación alguna con él. Es la ignorancia de los preceptos de la religión musulmana el principal motivo del extremismo yihadista, que incita a estos jóvenes a llevar a cabo operaciones terroristas. Para el opositor laico sirio, Raed Fares, el Islam es paz y amor y no tiene nada que ver con lo que promueven el EI o al-Qaeda. Ramón Pérez Maura estima, en cambio, que, aunque sean muchos los que hablen de que el Islam es una religión de paz, llevan años asesinando en nombre de Alá y, si es cierto que hay condenas testimoniales, no veo a la Comunidad Islámica  -la “Umma”- perseguir, encarcelar o condenar a los que, entre los suyos, practican crímenes como los del Daesh. Según Manuel Núñez Encabo, el origen de los atentados en Paris está en el fundamentalismo religioso del que se sirve el brazo ejecutivo del EI. No se trata de acciones aisladas sino sincronizadas, de una “guerra santa” contra los que los musulmanes consideran que ofenden a su religión. Es un terrorismo basado en justificaciones religiosas que ordenan combatir a los infieles dondequiera que se hallen. Para Santiago González, es una religión en la que quien paga al gaitero pide la tonada, y los que financian al EI son Arabia Saudita y Qatar, mientras que para el nacionalista holandés Geert Widers es esencialmente una ideología política, un sistema que fija reglas detalladas de conducta para la sociedad y para la vida de cada individuo. Según Gabriel Albiac, es una guerra de religión conforme a las reglas de sumisión que atan al musulmán a un Alá cuyos mandatos constituyen la única ley. El mandato coránico es explícito y muy poco concordante con fantasías benévolas. La guerra que los yihadista despliegan contra el mundo infiel es lucha contra una resistencia diabólica al mandato de Alá y, para esa resistencia, el Corán contempla un solo castigo: la muerte. A juicio de Raúl del Pozo, 1.600 millones de musulmanes oyen el tambor de guerra contra los infieles, “a los que es igual que les aconsejes como que  no les aconsejes. Creen engañar al eterno. Sus ojos ven tinieblas y les esperar terrible castigo”. Al grito de “Alá akbaru” –Alá es grande-, intentan aplicar la Sharia en toda la tierra por la fuerza de las armas y están dispuestos a izar su bandera por doquier.  Javier Gómeze estima que, para el EI, Occidente somos los “cruzados”  infieles y, frente a nosotros,  no hay una religión sino una ideología que deforma el Islam, pero que sale netamente de él. Según  Marcos García Rey, hacer una evaluación religiosa de los atentados de París señalando a la religión islámica como la causa primordial no ayuda al análisis ni a la búsqueda de soluciones. El yihadismo es una corriente ideológica, una especie de nacionalismo religioso transfronterizo, que tiene unos objetivos políticos: la creación de Estados donde se imponga su idea maximalista del Islam. Comparto estas últimas opiniones: el yihadismo es un ideología con un trasfondo religioso y un objetivo político.

Incitación a la  “yihad” en el Corán

            El Corán incita a la “yihad” cuando afirma: “La yihad es ordenada a los musulmanes aunque  les disguste (sura 2:216),”haced yihad por Alá como Él se merece” (22:75) o “no obedezcáis a los infieles y haced yihad contra ellos con toda la fuerza” (25:52). La palabra “yihad” tiene una triple acepción: esfuerzo interior del creyente para domeñar sus pasiones y mantener su fe, esfuerzo por edificar una sociedad musulmana y lucha para propagar el Islam, por medio de la fuerza si fuera preciso. El Corán recurre a menudo a la tercera acepción del término en el contexto del combate de los fieles por su Dios, incluida la lucha armada, la “guerra santa” contra los infieles. Los comentaristas musulmanes se basan en la siguiente sura para mantener que la guerra de la yihad es meramente defensiva y sólo está justificada cuando se produce como reacción al previo ataque de los infieles: “Combatid por Dios contra los que os combaten, pero no os excedáis. Dios no ama a los que se exceden. Matadles donde déis con ellos y expulsadles de donde os hayan expulsado. No combatáis contra ellos junto a la Mezquita Sagrada a no ser que ellos os ataquen. Así que, si combaten contra vosotros, matadles: esa es la retribución de los infieles…Combatid contra ellos hasta que dejen de induciros a la apostasía y se rinda culto a Dios. Si cesan, no haya más hostilidades…Si alguien os agrediere, agredidle en la medida que os agredió” (2:190).

            Sin embargo, el Corán está lleno de llamamientos a la lucha armada sin matización alguna: “Combatid por Alá…Puede que Alá contenga el ímpetu de los infieles. Dispone de más violencia y es terrible en castigar” (4:84);”si no marchan por el camino de Alá, atrapadlos y matadlos dondequiera que los encontréis” (4:89); “los infieles son para vosotros un enemigo declarado” (4:101):”los mayores enemigos de los creyentes son los judíos y los asociados” (5:82);”infundiré el terror en los corazones de quienes no creen.¡Cortadles el cuello, pegadles en todos los dedos!. (8:12);”combatid contra ellos hasta que no haya más persecución y se rinda todo e culto a Alá!” (8:39);
Profeta ¡Anima a los creyentes al combate!” (8:659;“matad a los asociados –cristianos asociados a Jesucristo- dondequiera que los encontréis “ (9:5);”¡combatid contra ellos!.Dios los castigará a manos vuestras” (9:14);“¡combatid contra quienes, habiendo recibido la escritura, no creen en Alá…ni practican la fe verdadera!” (9:29);”¡Id a la guerra…y luchad por Alá con vuestras haciendas y vuestras personas!” (9:41); ”Profeta:¡Combate contra los infieles y los hipócritas!.!Sé duro con ellos!” (9:73); ”¡combatid contra los infieles que tengáis cerca!”(9:123);”a  los que se niegan a creer, golpeadlos en sus cuellos /47:4);”Mahoma es el mensajero de Alá y los que están con él son despiadados con los infieles” (48:29). El talante beligerante del texto sagrado ha sido corroborado por destacados comentaristas islámicos como Bujari (“El apóstol de Alá dijo: Me ha ordenado combatir a la gente hasta que digan: Nadie tiene derecho a ser adorado sino Alá”), Tabari (“Matar infieles es un tema menor para nosotros”) o Ibn Ishak  (“Lucha contra todos en el camino de Alá y mata a los que no creen en Él” “un Profeta debe masacrar antes que recoger cautivos”).  La yihad  es una orden que emana de Alá  y fue transmitida por Mahoma a sus seguidores. Se trata de un mandato imperativo de carácter universal y permanente hasta que la Humanidad se convierta al Islam, En consecuencia, asesinar infieles ha sido una práctica habitual de los musulmanes desde que el Profeta declaró que era lo más grato a Alá, sólo después de creer en el Dios del Islam. Por ello, la mayoría de los musulmanes creen que la guerra contra los infieles o contra los que no creen en Alá es algo santo.

Concepción actual de la yihad

            La situación ha cambiado notablemente en relación con otros tiempos en que los países árabes y el Imperio Otomano se hallaban en guerra permanente con las naciones cristianas, como se puso de manifiesto con los ataques de militantes de al-Qaeda a Estados Unidos en 2001,-para los que Occidente no estaba preparado política, militar, policial o psicológicamente- y en subsiguientes atentados. El “modus operandi” de la yihad ha cambiado por completo. Su ejército en la sombra –según José María Carrascal está compuesto por jóvenes musulmanes que han nacido en los arrabales de París, Londres, Madrid u otras ciudades europeas, que se sienten extraños en ellas, porque los segregan o creen que los segregan. Se trata de una guerra sin cuartel perdida de antemano porque tenemos al enemigo dentro de casa. En opinión del profesor de Nanterre Gilles Ferragu, la radicalización de estos islamistas es resultado de una crisis identitaria. Los jóvenes se buscan a sí mismos y se dejan llevar por un romanticismo revolucionarios para encontrar una causa en sus vidas, que acaba siendo la violencia terrorista. Procuran una identidad que la religión musulmana les ofrece y pasan por una primera fase de radicalización religiosa que les lleva al salafismo y, de allí, a la violencia. En este mismo sentido, la filósofa búlgaro-francesa Julia Kristeva ha afirmado que, a falta de ideales, los jóvenes abrazan uno en forma de una religión que no conocen y adoptan de ella ciertos esquemas y elementos que les permite sacrificarse por una causa, pensando que con ello alcanzarán el paraíso. A ello les alienta el Corán de forma simplista:”A quienes combatieran y fueran muertos los introduciré en los jardines por cuyos bajos fluyen arroyos, recompensa de Alá” (3:195) o “a quien combatiendo por Alá sea muerto, le daremos una magnífica recompensa” (4:74). Al llamar a la guerra santa, las autoridades religiosas otorgan a la lucha armada un carácter religioso, que premia con el paraíso a quienes caigan en el combate y que hace del libro sagrado –en palabras de Javier Villa- un “arma de combate”. No tengo claro –ha observado Raúl del Pozo- si los yihadistas mueren en nombre de Alá como camino al paraíso o están poseídos por el odio a los valores de Occidente o por venganza como respuesta a ser reducidos a ciudadanos sin esperanza. La crueldad de los yihadistas y su afán de matar, sin embargo, no puede justificarse sólo por la marginación y quizás se agarren a coartadas ideológicas, pero –según Enric González- ninguna ideología puede proponer ya nada a quienes se sienten marginados y víctimas de un sistema que consideran injusto, salvo la ideología apocalíptica del islamismo yihadista. Se trata, para Kristeva, de “una especie de perversión del Islam, que libera pulsiones, no de vida, sino de muerte”. Esta actitud no es compartida por la mayoría de los musulmanes, pues –como ha señalado el Presidente iraní, Hasan Rohani, “los terroristas no son leales a ninguna religión” o el Imam de la mezquita del Centro Cultural Islámico de Madrid, Hasan Khoja ,“la matanza de inocentes, musulmanes o no musulmanes, en el nombre del Islam es un crimen contra nuestra religión, opinión que coincide con la del Papa Francisco, para quien utilizar el nombre de Dios para justificar la violencia es  una blasfemia. No obstante, a juicio del periodista marroquí Mahi Binebine, constatamos el nacimiento de un Islam yihadista y nihilista, y los ulemas repiten que los líderes de los grupos terroristas tienen razón al ponerse en movimiento para despertar a la “Umma”  y revelar la auténtica naturaleza de un Occidente demoníaco. Y Jon Juarista ha añadido que la función de la mayoría del Islam contemporáneo es aplaudir cada nueva salvajada y culpar a las democracias occidentales de los atentados en Nueva York, Londres, Madrid, París o Jerusalén. El Islam –según Albiac- ha declarado la guerra a Occidente.  

El suicidio está expresamente condenado en el Corán: “No os matéis….A  quien obre así por malicia y siendo injusto, le haremos sufrir en el fuego” (4:29, 30 y 39). El Profeta dicho:”El hombre que se quite la vida por sus propias manos vivirá eternamente en el infierno y será torturado con el medio que usó para suicidarse”. Pese a ello, a partir del establecimiento de un Estado confesional chiita en Irán en 1982, distintas Escuelas teológicas coránicas admiten su licitud moral cuando los terroristas lo utilizan para una “causa islámica”, pues la defensa de la Umma amenazada por los infieles justifica el recurso a cualquier tipo de medio. Las exigencias políticas se han impuesto sobre la literalidad del Corán.

Ataques yihadistas a los musulmanes

            Los yihadistas atacan no sólo a los infieles, sino también a otros musulmanes y, según el Centro de Londres para el Estudio de la Radicalización y la Violencia Política, en 2014 el 80% de las víctimas de los atentados fueron musulmanes. Por eso, deberían ser ellos los primeros interesados en subrayar que el islamismo –en palabras de Jeffrey Goldberg- no es un proyecto supremacista, imperial y medieval, con el que no existe convivencia posible. Para Luis María Ansón, los atentados suicidas resultan incontrolables cuando un joven cree que al activar su cinturón de explosivos se irá al paraíso, y no hay servicios de inteligencia ni  fuerzas de seguridad capaces de de desbaratar sus propósitos. Para liquidar el terrorismo islámico se precisa un plan político y diplomático que consiga alinear al mundo musulmán contra sus talibanismos internos, especialmente a los mahometanos que se han instalado en las naciones europeas y disfrutan de su bienestar y de sus leyes. Según Javier Gómez, hay quienes argumentan que en el Islam hay dos bandos: “ellos” –los terroristas- y “los otros” –casi todos los musulmanes-, y no haría falta defender el mismo modelo de sociedad ni creer en el mismo Dios para compartir el enemigo común del terrorismo. El 98% de los musulmanes pacíficos deberían rebelarse contra la minoría radical, pero reina la pasividad, por comodidad, cobardía  o complicidad. Hace falta una mayor implicación y rotundidad en la condena del terrorismo por parte de los dirigentes del Islam a nivel universal, estatal  y local, pero la inexistencia de una autoridad suprema en el islamismo sunita impide una actuación concertada. Para luchar contra el yihadismo y evitar que los jóvenes sean víctimas del fundamentalismo es preciso –a juicio de Kristeva- revaluar la herencia judía, musulmana y cristiana. Es imprescindible –añade Núñez Encabo- proceder a la deslegitimización de la pretendida justificación religiosa de las acciones yihadistas., para lo que deberían reunirse los máximos líderes del Islam, del Cristianismo y del Judaísmo. Las condenas de los dirigentes religiosos a nivel local son necesarias, pero resultan insuficientes. Hay que condenar asimismo a los Estados del Golfo, especialmente a Arabia Saudita, por su política de expandir el fundamentalismo integrista y xenófobo del  wahadismo y de financiar generosamente a los movimientos yihadistas, sin parar mientes en sus actividades terroristas. En las escuelas coránica –madrasas- exportadas  a  distintos Estados musulmanes –como Afganistán, Pakistán y loas antiguos territorios de la URSS en Asia- y costeadas por la dinastía de los Saud, se adoctrina a los alumnos y se les lava el cerebro, se culpa a otras religiones de las maldades del mundo y se inculca el odio al cristianismo y a Occidente, se fomenta la confrontación y la violencia entre las diversas religiones y culturas, se relativiza el valor de la vida y se ensalza la inmolación suicida. En un alarde de cinismo, el monarca saudita creó en 2012 en Viena –con la cándida colaboración de los Gobiernos español y austriaco- el Centro Internacional  Rey Abdullah Ibn-Abdulaziz  para el Diálogo Interreligioso e Intercultural, con el fin de “posibilitar, potenciar y promover el diálogo de diversas religiones y culturas de todo el mundo”. El pretendido diálogo es sólo de puertas afuera, pues Arabia Saudita es un Estado confesional -cuya Constitución es el Corán y la ley es la Sharia- sólo acepta el sunismo wahabita y no permite en su territorio un solo lugar de culto para cualquier otra religión. El Centro es un círculo de propaganda y proselitismo saudita, encargado de desmontar los “estereotipos y conceptos erróneos” acerca del Islam y ha sido amenazado de cierre por el Canciller austriaco, Werner Faymann, por haberse negado a criticar la sentencia de los Tribunales sauditas que ha condenado a Raif Badawi a 10 años de prisión y a 1.000 latigazos por “insultar al Islam”, ya que no se trata de “un centro de diálogo, sino de silencio”.

Inadaptación de los musulmanes a la sociedad occidental

            Los musulmanes no han sabido despojarse de ciertas prácticas que hacen incompatible el ejercicio de su religión con los hábitos occidentales, lo que dificulta su integración en sociedad cuando emigran a las naciones europeas. Hay que tener en cuenta que no se trata sólo del cumplimiento del Corán, sino de las interpretaciones que de sus textos puede hacer cualquier indocumentado mullah y del seguimiento de ciertas tradiciones contrarias a derecho consagradas enla Sharia. Es natural que se conceda  a los musulmanes plena libertad para el ejercicio de sus creencias en el ámbito privado, pero no así si transcienden al  nivel público y son contrarias a la ley del país de acogida.. Prácticas como la poligamia, la ablación, la pedofilia, la tortura, la lapidación, la amputación o la sumisión total de la mujer, no pueden ser aceptadas por las sociedades occidentales por muy arraigadas que estén en la tradición islámica. Cuando Arabia Saudita fue condenada por el Comité de la ONU contra la Tortura por realizar amputaciones de miembros a los autores de delitos de robo, el Gobierno alegó que dicha práctica formaba parte de una tradición musulmana que databa de 1.400 años. El Estado y la sociedad de los países de acogida deberán evitar las discriminaciones y facilitar la integración de los inmigrantes musulmanes, pero son éstos los que tienen que hacer un gran esfuerzo para adaptarse a las costumbres de su nuevo país, sin tratar de imponer las suyas. No es fácil la asimilación porque los hábitos de unos y otros son como el agua y el aceite, que difícilmente se mezclan. Aparte de la intolerancia religiosa –que incluye la aplicación de la pena máxima en los casos de apostasía- y el respaldo a la yihad, hay un grave problema difícil de superar: el trato denigrante a la mujer. Según el Corán,”los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia de Alá que ha dado a  uno sobre otras…¡Amonestad a aquéllas de quienes temíais que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles!. Si os obedecen, no os metáis más con ellas” (4:34). Este texto ha sido interpretado de forma constante por la tradición coránica y la práctica islámica en el sentido de consagrar la desigualdad de género, la superioridad del hombre sobre la mujer y la sumisión de ésta, hasta el extremo de que no pueda tomar decisión alguna sin refrendo de varón –padre, esposo, hijo o pariente- y de que su testimonio valga la mitad que el de un hombre.

            Aunque la inmensa mayoría de los musulmanes sea pacífica, la actuación nefanda de una ínfima minoría puede llevar a la opinión occidental a tomar el todo por la parte y a criminalizar a toda la Comunidad Islámica.  Como ha impetrado Binebine a Occidente, “dejen de incriminar al Islam como una ideología de violencia, porque eso sólo añade agua al molino de los obscurantistas”. Lleva en parte razón el periodista marroquí, pero los dirigentes del Islam deben adoptar una actitud inequívoca de rechazo de la violencia y de defensa de la paz interreligiosa, lo que no suele ser el caso.  El Corán no ayuda en esta labor, pues cesa de hablar de lo mismo y de  repetir machaconamente el mandato de “¡combatid, combatid, combatid!”, como si el Islam hubiese sido creado sólo para el combate. Tras lo expuesto, no puedo concluir que el Islam sea una religión de paz, antes al contrario, y la experiencia histórica muestra que ha estado o está en lucha constante con todas las confesiones religiosas, ya sean cristianos o judíos, hindúes o budistas, bahais o siks, e incluso musulmanas.

Madrid,  30 de Noviembre de 2015

miércoles, 11 de noviembre de 2015

martes, 10 de noviembre de 2015

EL PESIMISMO VIRIL (Nicolás Gómez Dávila)

EL PESIMISMO VIRIL

por El Responsable

El optimismo es la adulteración de la esperanza.
El pesimismo su posesión viril.
Escolios a un texto implícito, de Nicolás Gómez Dávila; Atalanta, 2009; pg.149.


“Pero el conocimiento de la historia no es la sola víctima de la conciencia que rechaza.
Su víctima preferida, su víctima predilecta, es la historia misma, la historia que vivimos, la carne temporal del hombre. Todos los que apelan a una condición natural del hombre, para acusar la condición positiva que la encubre y disimula, se sublevan contra la tenacidad irritante de nuestra miseria.

Arrebatados por el noble empeño de restituir al hombre su dignidad perdida, la tosca realidad cotidiana los ofende y el insolente desdén de la existencia los humilla. Ávidos de promesas y de augurios, su vehemencia infringe las quietas leyes de la vida. El suelo en que se apoyan les parece el perverso estorbo de sus sueños. El delirio de una perfección absoluta y terrestre los empuja a irascibles rebeldías. La ambigüedad irreverente de la vida desata la ferocidad de su corazón pueril y compasivo. Incapaces de proceder con desconfianza precavida, con irónica paciencia, consideran la corrupción del mundo intolerable y fortuita. Afanosos, así, de transformarlo para devolverle su hipotético esplendor primero, sólo consiguen derrumbar el frágil edificio que la paciencia sometida de otros hombres labró algún día en la estéril substancia de la condición humana.

A los hombres que destruyen impelidos por el ciego afán de crear, otros hombres oponen la compasión y el desprecio de un pesimismo viril. Éstos son los hombres cuya conciencia acepta su condición humana, y que acatan, orgullosos y duros, las innaturales exigencias de la vida. Estos hombres comprenden que la enfermedad de la condición humana es la condición humana misma, y que por lo tanto sólo pueden anhelar la mayor perfección compatible con la viciada esencia del universo. Una inquieta ironía conduce sus pasos cautelosos a través de la torpe y áspera insuficiencia del mundo.

Como nada esperan de la indiferencia de las cosas, la más leve delicia conmueve su corazón agradecido. Como no confían en la espontánea y blanda bondad del universo, la fragilidad de lo bello, la endeblez de lo grande, la fugacidad atroz de todo esplendor terrestre, despiertan en sus almas el respeto más atento, la reverencia más solemne.

Toda la astucia de su inteligencia, toda la austera agudeza de su espíritu, apenas bastan para ensayar de proteger y de salvar las semillas esparcidas.”

Textos, de Nicolás Gómez Dávila; Atalanta, 2010; pgs. 39-40.

Fuente

https://elsosiegoacantilado.wordpress.com/2015/03/14/el-pesimismo-viril/?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+Delicious%2Fembajador%2Fcompartidos+%28Compartidos+Embajador%29

jueves, 15 de octubre de 2015

Santa Teresa y la sabiduría oriental 15 octubre 2015


Santa Teresa y Zen

Se transita en este artículo por unas analogías seleccionadas entre Santa Teresa y la sabiduría del zen, que desde luego no caracterizan de manera global los escritos de la Santa. Nos hallamos ante un caso claro de mezcla de tradiciones, algo que de entrada sería rechazado por la autora del artículo en el sentido de afirmar decididamente su pertenencia católica; lo que no le impide hablar de novedosas figuras como maestros zen de fe cristiana, aunque en realidad quiere decir fe católica, que a cualquiera que conozca un poco el zen se le antojaría cuanto menos problemático compaginar el despojo de formas con la compacidad de un sistema de dogmas, sin lo cual no cabe hablar de fe católica. Cierto que una interpretación metafísica y consecuente de los dogmas llevada a sus últimas consecuencias, en general desconocida de los fieles, si presente aspectos paradójicos bastante sorprendentes.

La comparación con la sabiduría del zen, sería más fecunda si partiera de otros supuestos que incluyen más que figuras señeras individuales la llamada teología negativa o apofática, característica de la espiritualidad ortodoxa, la menos conocida en occidente de las diversos caminos  cristianos -catolicismo, protestantismo-. No es cuestión de traer aquí las características de espiritualidad ortodoxa que contrastan sin duda con la mística occidental, pero sí que Santa Teresa no se considera exactamente parte de la espiritualidad ortodoxa; lo que es  explícitamente mencionado por Teófanes el Recluso (1815-1894) refiriéndose a ciertos fenómenos que en zen se denominan makyos y que son bien conocidos en la espiritualidad ortodoxa.

Por otro lado, Teófanes exhorta a cuantos hablan de experiencias estáticas a poner atención en las palabras que utilizan. Experiencias recientes demuestran que son numerosos los pseudomísticos que pretenden tener un contacto puro con Dios y, en realidad, son víctimas de sus fantasías y elucubraciones mentales. Normalmente, la experiencia íntima de Dios no consiste en una imaginación, sino, más bien, en un sentimiento de su presencia. Por ello, Teófanes recuerda la advertencia de la Filocalia: «Se cuidadoso y obra con prudencia. Si ves exteriormente o en tu interior una luz o un fuego o una imagen de Cristo, un ángel o cualquier otra persona, no aceptes esta visión, de otro modo saldrás perjudicado. ¡NO permitas que tu espíritu se construya semejantes imágenes!» 27
27 Pisma o duchovnoi zhizni (Carta sobre la vida espiritual), 1903, p. 197.

Teófanes, por lo tanto, es severo con los pseudomísticos. Lamentablemente, también sitúa en el mismo plano a Santa Teresa de Jesús, juzgando que sus escritos pueden desorientar sobre todo a personas poco experimentadas en cosas del espíritu. De los autores espirituales de Occidente prefiere a San Francisco de Sales por los consejos prácticos que se hallan en su Filotea, un libro que juzga muy útil para los laicos. Aprecia también la obra de L. Scupulo, El combate espiritual, ya traducido al griego por Nicodemo el Agiorita, y del griego al ruso por el mismo Teófanes. Para adaptarlo más a la mentalidad oriental se le añadieron las citas de los Padres, cosa que aumenta notablemente el valor del libro.

(Los grandes místicos rusos, Tomás Spidlík p 233-234)




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domingo, 4 de octubre de 2015

PADRE NUESTRO En traducción directa del arameo

PADRE NUESTRO

En traducción directa del arameo.

De esta oración derivó la versión actual del "Padre Nuestro", la oración ecuménica de ISSA (Jesucristo). 

La oración está escrita en arameo, en la forma que era invocada por Jesús, sobre una piedra blanca de mármol en el Monte de los Olivos en Jerusalén, Palestina.

El arameo es un idioma originario de la Alta Mesopotamia (siglo VI AC), y la lengua usada por los pueblos de la región. Jesús siempre hablaba al pueblo en arameo.

La traducción del arameo al español (sin la interferencia de ninguna institución religiosa) nos muestra cuán bella, profunda y verdadera es esta oración de Jesús.






                                                                             *
Padre-Madre, Respiración de la Vida, Fuente del sonido, Acción sin palabras, Creador del Cosmos!

Haz brillar tu luz dentro de nosotros, entre nosotros y fuera de nosotros,  para que podamos hacerla útil.

Ayúdanos a seguir nuestro camino respirando tan sólo el sentimiento   que emana de Ti.

Nuestro Yo, en el mismo paso, pueda estar con el Tuyo, para que caminemos   como Reyes y Reinas con todas las otras criaturas.

Que tu deseo y el nuestro, sean uno sólo, en toda la Luz, así como en todas las formas, en toda existencia individual, así como en todas las comunidades.

Haznos sentir el alma de la Tierra dentro de nosotros, pues, de esta forma,    sentiremos la Sabiduría que existe en todo.

No permitas que la superficialidad y la apariencia de las cosas del mundo nos engañen, y nos libere de todo aquello que impide nuestro crecimiento.

No nos dejes caer en el olvido de que Tú eres el Poder y la Gloria del mundo,   la Canción que se renueva de tiempo en tiempo y que todo lo embellece.

Que Tu amor esté sólo donde crecen nuestras acciones. Qué así sea!

Charles Upton, El sistema del Anticristo y la crisis mundial.

Charles Upton, El sistema del Anticristo y la crisis mundial.
La Globalización y el Gobierno Mundial no son, en mi opinión, el Sistema del Anticristo, aunque se cuenten entre los factores que harán dicho régimen posible. Creo que el sistema del Anticristo emergerá -está, de hecho, emergiendo- del conflicto entre el Nuevo Orden Mundial y el abanico de reacciones militantes contra él.
En la época de Jesús, el Gobierno Mundial era el Imperio Romano. Los zelotes eran los revolucionarios antirromanos. Jesús tuvo cuidado de no hacer declaraciones que pudieran comprometer la causa de los zelotes y hacerle aparecer como colaborador de los romanos, pero también se relacionó con centuriones y agentes de Roma, como los recaudadores de impuestos judíos, escandalizando a muchos patriotas hebreos. Surgió del pueblo llano, oprimido tanto por Roma como por las clases dominantes coloniales judías que hacían el trabajo sucio a ésta, y denunció a esos sectores -escribas, fariseos, saduceos y herodianos- que hacían causa común con el Imperio, en tanto no dijo una palabra contra los zelotes y los esenios. Pero no se identificó con la "vanguardia" violenta que actuaba en nombre del pueblo. Podemos decir, por tanto, que, por las mismas razones que Cristo evitó ser identificado tanto con el Imperio Romano como con sus oponentes activos, deberíamos ser cuidadosos y no identificar estrictamente al Anticristo ni con el Gobierno Mundial ni con el terrorismo antiglobalista. Ambos proporcionarán el escenario del que emergerá; pero, tal como Cristo evitó ser reivindicado por ningún partido porque su misión redime no sólo a los judíos, sino a toda la humanidad, el Anticristo, para edificar su poder sobre todos los aspectos del alma humana, en los últimos días "jugará en ambos lados contra el centro". El Anticristo, en otras palabras, no es principalmente enemigo de la democracia o la independencia nacional, sino de la humanidad en sí, considerada como creada a imagen y semejanza de Dios. En su más profunda esencia, la batalla entre Cristo y el Anticristo no es entre libertad y tiranía (aunque el Anticristo no pueda entrar allá donde existe la verdadera libertad), ni entre los cuerpos religiosos tradicionales y la sociedad secular (aunque el campo de este conflicto pueda, al menos en algunos casos, estar más próximo a la guerra real), sino entre la sagrada presencia de Dios en el corazón humano y la sacrílega violación de esa presencia: "Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que entienda), entonces, los que están en Judea, huyan a los montes..." (Mt 24: 15-16). 
Al socavar y comprometer a todas las formas religiosas, la globalización se halla en vías de destruir todas las culturas tradicionales y nacionales. Pero oponerse sin más a todo plan y acción a escala global resulta también problemático. La irónica verdad es que, puesto que tenemos el globalismo, necesitamos globalismo. Si el negocio es internacional, las uniones deben también ser internacionales, o los salarios podrían eventualmente descender en todas partes por debajo del nivel de subsistencia. Si las epidemias son globales, los programas de sanidad pública deben cruzar las fronteras nacionales. Si la contaminación es global, los esfuerzos para limitarla deben ser globales. Si el crimen es global, la policía debe serlo también. Si las naciones "emergentes" y las bandas terroristas desarrollan armas de destrucción masiva, deben hacerse intentos para limitar su proliferación. No tenemos otra elección que tratar de gobernar la tierra a escala planetaria. Pero la lucha para conseguirlo está produciendo resultados ambiguos. Si, para consolidar su dominio, los poderes existentes pueden manipular el ecologismo, los programas de salud pública, la pacificación por la fuerza y la guerra contra el crimen internacional, el terrorismo y el tráfico de drogas, lo harán. O, más bien, lo hacen. Quien se oponga al esfuerzo por salvar el medio ambiente, cortar el tráfico internacional de drogas o limitar la amenaza del terrorismo nuclear estará trabajando contra los mejores intereses de la Tierra y de la humanidad. Pero aquel que se identifique con dichos esfuerzos o ponga sus esperanzas en ellos, se engañará. La tierra no puede ser gobernada a escala planetaria, porque las fuerzas del globalismo que aspiran a ese gobierno (...) son las mismas que están en primer lugar creando estos problemas. La extensión global de la industria y la explotación de los recursos -orginada y en la actualidad, pese al interludio comunista, dirigida por el capitalismo transnacional- son el origen de la degradación medioambiental. Destruyendo las economías de subsistencia tradicionales y proletarizando el trabajo (con la enorme ayuda de la brutal colectivización de la agricultura a costa de decenas de millones de vidas en la Rusia y la China comunistas), explotando la mano de obra barata y amenazando las identidades culturales religiosas, las propias fuerzas del capitalismo global han creado el tráfico subterráneo de drogas, armas, especies animales en peligro, esclavos... Todos, monumentos al espíritu empresarial. Posiblemente, sólo un Gobierno Mundial podría limitar el poder destructivo de estas fuerzas económicas internacionales. Pero, cuando tal gobierno emerja, si es que lo hace, incluso aunque pueda tener alguna influencia mitigadora sobre los desastres globales, lo hará como agente de estas fuerzas, no como su adversario.
La política es el arte de lo efímero. Todo lo valioso para el hombre obtenido a través de la acción política es temporal, ambiguo y corruptible. Esta es la naturaleza del tiempo y de la historia, su esencia misma. La lucha por la justicia social o por salvar el medio ambiente es encomiable. Toda persona que logre evitar ser derrotada por las circunstancias y no llegue a convertirse en un explotador y un opresor de otros es una bendición para la especie humana. Cada especie que pueda ser salvada de la extinción permanece como un incomparable espejo de un único aspecto de la naturaleza Divina, y, puesto que no podemos saber con certeza si el fin de este Eón supondrá o no la total destrucción de la vida en la Tierra (incluso la de toda vida humana -cuanto sabemos es que será el fin para "nosotros"), puede -o no- engrosar la biodiversidad en reserva para el próximo ciclo de manifestación terrestre
Pero la batalla contra el Anticristo se emplaza en un nivel distinto. Aunque para algunos pueda incluir una vertiente política, es esencialmente espiritual. "Mi reino no es de este mundo". Es una lucha por salvar no el mundo, sino el alma humana, empezando -y terminando, si procede- por la propia.
*****
De acuerdo con Apocalipsis 20: 7-8: "Cuando se terminen los mil años, Satanás será soltado de su prisión y saldrá a seducir a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, y a reunirlos para la guerra, numerosos como la arena del mar". Según El Apocalipsis de San Juan: un comentario ortodoxo, del Arzobispo Averky de Jordanville, el significado de Gog en hebreo es "reunión" o "alguien que se reune", y el de Magog "exaltación" o "alguien que exalta". La palabra "exaltación" me sugiere la idea de trascendencia como opuesta a la de unidad; "reunión", la de unidad como opuesta a la de trascendencia. La relación de esta asociación es que una de los profundos engaños del Anticristo en los últimos días del ciclo será situar estos dos aspectos integrales del Absoluto en oposición entre sí en la mente colectiva y a una escala global -en "los cuatro extremos de la tierra". En cuanto a la expresión política y económica de esta estéril polaridad satánica, la falsa cohesión de la tiranía izquierdista, así como el actual capitalismo global, caerían bajo Gog, en tanto el falso jerarquismo de la tiranía de derechas y el absolutismo violento de los varios movimientos separatistas "tribales" -tanto étnicos como religiosos- opuestos al globalismo advendrían bajo Magog. En términos de religión, esas teologías liberales, historicistas, evolucionistas, cuasimaterialistas y criptopaganas que enfatizan la inmanencia de Dios como opuesta a Su trascendencia son parte de Gog, en tanto las teologías reaccionarias que exaltan la trascendencia sobre la inmanencia, miran al mundo material como un valle de lágrimas, denigran el cuerpo humano y contemplan la destrucción de la naturaleza con indiferencia (si no con aprobación secreta, puesto que lo mejor que podemos esperar es olvidarnos de todo), son parte de Magog. El conflicto entre ambas es precisamente la falsificación satánica del auténtico conflicto entre el Rey de Reyes y Señor de Señores y la Bestia con su falso profeta descrito en Apocalipsis 19: 11-20. Quienes puedan ser atraídos con engaños a una guerra fraudulenta entre elementos que deberían reconciliarse, porque son en esencia partes de una misma realidad vista en un espejo distorsionador, no oirán la llamada a combatir en la verdadera guerra entre fuerzas que ni deberían ni podrían reconciliarse: las de la Verdad y la Mentira (Nota: el Globalismo, por cuanto suministra el escenario para la emergencia de esa "jerarquía invertida" de que hablara Guénon, contiene también la semilla de Magog, en tanto el tribalismo, como herencia común de cuantos están excluidos de la élite global, sostiene la semilla de Gog: en los últimos días, ningún partido, clase ni sector puede mantener su estabilidad ideológica por largo tiempo; la "velocidad de contradicción" se acerca a la de la luz).
En un mundo profundamente polarizado entre el Gog del globalismo sincretista y el Magog del "tribalismo" exclusivista (una palabra -"tribalismo"- que está empezando a denotar lo que solía llamarse "nacionalismo" o "patriotismo" o "fidelidad a la propia religión"), la Unidad Trascendente de las Religiones representa claramente un camino del medio, una tercera fuerza, al menos en el campo religioso. Se opone tanto al universalismo de las élites globalistas como a la autoafirmación violenta de las "tribus" oprimidas y marginadas por dichas élites. Quizá esta es una de las razones por las que grupos e individuos que sostienen esta doctrina han sido sometidos a ese inmenso grado de presión física que algunos observadores en los suburbios de la escuela tradicionalista, como yo mismo, no podemos dejar de advertir. Es razonable conjeturar que nada gustaría más al Anticristo que subvertir y desacreditar a los tradicionalistas, dado que la Unidad Trascendente de las Religiones es una de las pocas visiones del mundo que posiblemente podrían alzarse en el camino del conflicto estéril y terminal entre globalismo y tribalismo que es la tónica de su "sistema" en la arena social.
Si todas las alternativas posibles a la lucha entre globalismo y tribalismo desaparecen de la mente colectiva, el Anticristo habrá ganado. Puede usar el globalismo político y económico y el universalismo de una "espiritualidad mundial" para subvertir y oprimir todas las religiones integrales y las culturas religiosas, forzándolas a estrechar sus visiones y violar la totalidad de sus propias tradiciones como reacción contra ello. Puede conducirlas a excesos terroristas e intolerantes que les harían parecer bárbaras y obsoletas a ojos de aquellos que se debaten entre una identificación global o una tribal y, al mismo tiempo, lanzar a todas al cuello de las demás. Unir para oprimir; dividir y conquistar.
Bajo este prisma, podemos apreciar que el exclusivismo de la Cristiandad conservadora y/o tradicional es su mayor fuerza a la vez que su mayor debilidad. Lo mismo podría decirse, con ciertas reservas, del judaísmo y el Islam. El exclusivismo de estas religiones abrahámicas las permite encastillarse conscientemente frente al sistema del Anticristo. A la Cristiandad, por su "espíritu de catacumba" y su habilidad -derivada en última instancia del monasticismo- para edificar fortalezas espirituales frente el mundo. Al Islam, por el hecho de que dar-el-Islam continúa siendo el mayor bloque de humanidad que, en parte y aunque a niveles muy variados, está aún social y políticamente organizado en torno a la Revelación Divina, como lo estuvieron la Europa Medieval y el Imperio Bizantino. Por otra parte, su propio exclusivismo ha impedido a estas religiones -salvo en contados casos- hacer causa común contra el universalismo globalista y el secularismo. Permanecen vulnerables a las tácticas de "divide y vencerás" del sistema del Anticristo, una fase que -si damos crédito a especulaciones teológicas tradicionales como las contenidas en Las últimas cosas, de Dennis Engleman- bien podría ser el preludio de otra posterior de "une y oprimirás", de capitulación de los exhaustos exclusivistas, anhelantes del fin de un conflicto sin fin, ante el universalismo satánico del Anticristo.
Según Las últimas cosas, el Anticristo se revelará en Jerusalén y se proclamará Rey de los Judíos; la nación judía, así como muchos cristianos, le aceptará. Desde la perspectiva islámica, sin embargo, cualquier regente mundial que fuera inicialmente Rey de los Judíos y al que después se sometieran los cristianos sería reconocido de inmediato y universalmente como el Anticristo. A menos que el Islam tradicional e incluso el Islam fundamentalista vayan virtualmente a desaparecer, es inconcebible que semejante figura pudiera animar a los musulmanes a aceptarla como el Mahdi o el Jesús escatológico. Por tanto, si las predicciones recopiladas por Engleman son en algún sentido exactas, está de hecho presentando como escenario escatológico más probable una masiva apostasía de judíos y cristianos que dejaría únicamente a los musulmanes al tanto de quién es realmente el Anticristo, y listos para presentarle batalla. ¿Cómo, entonces, podría el Anticristo emerger como un verdadero monarca global, aunque satánico? Quizá sea la oposición militante de un Islam desacreditado a ojos del resto del mundo a un "salvador" admirado casi universalmente lo que termine por consolidar el poder de éste. Me apresuro a decir que esto no es de ningún modo una predicción. ¡Dios me libre! Estoy simplemente permitiéndome imaginar varios escenarios basados en las cualidades de autocontradicción e ironía terminal que son la tónica de todas las fuerzas históricas en estos últimos días.
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El Gobierno Mundial en ascenso muestra muchos signos de ser el anunciado régimen del Anticristo. Pero esto, como ya he puntualizado, no es tan simple, pues las fuerzas "tribales" en reacción contra el globalismo son en última instancia parte del mismo sistema. De acuerdo con uno de los muchos escenarios posibles, las fuerzas satánicas operantes en el fin del Eón serían muy capaces de establecer un Gobierno Mundial sólo para construir el escenario necesario para la emergencia del Anticristo como gran líder de una revolución mundial contra ese gobierno, que, si triunfara, sería el verdadero Gobierno Mundial. También el martirio del Anticisto a manos de tal gobierno podría constituir un deliberado e incluso escenificado autosacrificio, farsa escénica de la muerte de Cristo y conducente a una resurrección fraudulenta. No estoy sosteniendo que esto vaya a suceder; no estoy pronosticando. Sólo quiero puntualizar que para edificar su poder -excepto el en último Conflicto Mesiánico, llamado en Apocalipsis Armageddon, que es iniciado y concluido por Dios mismo-, el Anticristo, como falsa manifestación de la universalidad Divina, tendrá la capacidad de usar a todas las partes en todos los conflictos, incluyendo uno global...
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Observando la situación, resulta muy chocante advertir que, aunque ocupadas por fuerzas profundamente diferentes, en la Palestina de hoy existen las mismas "encajaduras" sociopolíticas que hace dos mil años, en los días de Jesús. El gobierno israelí está donde estaban entonces los escribas y fariseos. Los militantes palestinos ocupan el lugar de los zelotes. Estados Unidos y/o la ONU pueden representar al Imperio Romano. Y la posición única de Jesus, en la cruz o cruce donde todas las fuerzas contemporáneas convergen, es ahora ocupado por Yasser Arafat, crucificado en los cuernos de cada contradicción... Pero Arafat, ciertamente, no es Jesús. En ningún sentido trasciende la condición que ocupa; no es más que una marioneta de dichas fuerzas.
Jesús de Nazareth estaba profundamente al tanto de la situación política. Al nivel humano, debía estarlo. Esto no significa, desde luego, que fuera una especie de revolucionario político; de hecho, una cierta sapiencia política le era necesaria para, simplemente, evitar verse forzado a tomar partido a favor o en contra del partido del Templo en su alianza con Roma, a favor o en contra de los zelotes... en un mundo donde se suponía que todos tenían que hacerlo y, en apariencia, todo se precipitaba inexorablemente hacia la revuelta judía de 66 d. C. Por ejemplo, cuando sus oponentes le desfiaron a responder en público si era o no legal pagar impuestos a Roma, creyeron tenerle en sus manos. Si hubiera respondido: "Sí", habría perdido a sus seguidores en el sector zelote, que, puesto que interpretaban el tributo como un acto de la adoración al emperador establecida oficialmente en algunas provincias romanas, lo consideraban una blasfemia contra Yah-weh, especialmente porque el denario romano en que se pagaba el tributo, por llevar la imagen del emperador, era visto por los zelotes como un ídolo, una "imagen de piedra". Habría perdido también su autoridad moral para criticar a los escribas y fariseos que habían llegado a un compromiso con el gobierno colonial romano. Habría sido incluido en el partido de las autoridades del Templo, al menos a ojos del pueblo, lo que le habrían aislado de los zelotes y los esenios. Si, por otra parte, hubiera respondido: "No", habría sido identificado sin más con los zelotes, y habría perdido contacto con su más amplia audiencia. Se habría también visto expuesto a un arresto prematuro o una posible acusación de sedición. Su muerte, pues, no habría significado más que la de, digamos, alguien como Barrabás. Como tantos otros miles, habría muerto como un rebelde "unidimensional" contra Roma, y habría sido olvidado.
Su elección de un camino que sortea las trampas de esta contradicción sociopolítica representa una pieza maestra de "sublimación", y puede darnos una clave de cómo evitar ser incorporados a conflictos falsos o estrechamente definidos y andar -por el contrario- la senda que conduce a la verdadera guerra. Primero, pidió que alguien de la multitud le diera la moneda del tributo, demostrando así que no tenía monedas, que era uno de los "pobres" -en árabe, fuqara, el plural de fakir, que es sinónimo de sufí- a quienes venía a predicar la "buena nueva", y también que la moneda "idólatra" en cuestión circulaba libremente. En segundo lugar, al preguntar: "¿Qué imagen es esta?" - a lo que se le respondió: "La del César"- se estaba distanciando de los zelotes al demostrar claramente que la moneda no podía ser un ídolo, por la sencilla razón de que el César no era Dios, por lo cual uno podía dar al César lo que es del César sin cometer blasfemia. Al mismo tiempo, estaba diciendo, en efecto, que distribuir la imagen del pequeño falso dios de ningún modo era adorar, sino que podría incluso ser un acto de condescendencia por parte de los judíos, que conocían y adoraban al Dios Viviente. Su autopercepción y su privilegiada posición como el Pueblo Elegido no podía en ningún sentido ser violada por seguir la corriente al narcisismo de esos autotitulados césares. Por tanto sin un maravilloso grado de sapiencia espiritual y política, Jesús habría inevitablemente sido incluido en el conflicto político, y su misión habría fracasado (esta, por supuesto, es la situación vista desde el punto de vista de la humanidad de Jesús: desde el punto de vista de Su Divinidad, Su misión, ordenada por Dios; no podía fracasar). Y esta lección sobre cómo evitar verse demasiado involucrado en conflictos políticos prematura y estrechamente definidos que comprometen la percepción espiritual y la disposición a atender la verdadera llamada de Dios tiene también su lado esotérico, como una "parábola activa" de cómo ir más allá de los pares de opuestos y realizar el Absoluto. En la interpretación de los cristianos ortodoxos orientales, "lo que es del César" es el peso de la moneda en oro, y "lo que es de Dios", la forma en ella lacrada del ser humano, creado a imagen y semajanza de Dios. Nuestras vidas pertenecerán siempre, eternamente y de edad en edad, a Dios. Es por esto que, en la resurrección, puede nuevamente "encarnarse" en una substancia gloriosa e incorruptible. La lección es: no es nuestra vida lo que debemos proteger del Anticristo -como ciertos supervivencialistas claramente creen-, sino nuestra forma. En los últimos días, como siempre, la lucha no es por retener nuestras posesiones, ni siquiera nuestras vidas, sino evitar perder nuestras almas. En última instancia, esto es lo único que se requiere de nosotros.
(*) Extractos del libro The System of Antichrist (Sophia Perennis, 2001). Traducción de Joaquín Albaicín. En Amazon. 
Canal de Charles Upton en Youtube.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Sacralidad, honor y política


Sacralidad, honor y política
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Desde su origen etimológico, el término «política» se encuentra indefectiblemente vinculado a la vida de la Comunidad, y con ésta su principal función debe ser, según la ortodoxia del término y sus orígenes, la regulación de las normas de convivencia más elementales, aquellas cuestiones que atañen al conjunto de la ciudadanía, y con éstas todas las problemáticas que afectan a la totalidad. La política era en sus orígenes la herramienta fundamental que permitía la vida gregaria de los hombres, la constitución de comunidades y Estados, y con ella una recíproca relación de beneficio entre quienes eran parte integrante de esas Comunidades.

Las Comunidades humanas deben hacerse acreedoras de una existencia superior, ir más allá de una reglamentación de las implicaciones contingentes de la existencia, para buscar una vida cada vez más pura y objetiva, un reflejo de las aspiraciones trascendentes y de perfeccionamiento mediante el mantenimiento del rito, los principios y la sacralidad a la que toda obra humana se debe. Las épocas de decadencia moral y espiritual están condenadas a la destrucción y el olvido, y son el precio que la imperfección humana debe pagar cuando se aleja de la luz de lo divino, para adentrarse en las tinieblas de lo prometeico y la horizontalidad de la existencia terrenal sin un soporte trascendental que le sirve de guía en sus empresas.

Al mismo tiempo, en el mundo antiguo la función política suponía la supeditación de la función administrativa ligada ésta a un principio superior, al que los mandatarios debían atenerse y que se presentaba como inviolable. Los atributos divinos eran el baluarte y fundamento de toda verdad, es la idea de consagración del poder, el revestimiento de la sanción divina, la que durante milenios ha legitimado todo tipo de regímenes, monarquías o imperios. Esas reminiscencias sacrales las podemos encontrar incluso en tiempos relativamente recientes, como en el Absolutismo con su monarca arquetípico Luis XIV, donde la sanción divina era una constante, la cual dignificaba también la autoridad política del rey, todo ello a pesar de que el legado simbólico y primordial que contenían sus referencias no eran sino una carcasa vacía y el eco de tiempos pasados, en los que la Tradición Primordial todavía mantenía en pie ciertos atributos.

Con el devenir de los últimos siglos, con la irrupción de la modernidad y la regresión máxima hacia formas de materialidad extrema, la degradación de lo político, las fuentes sagradas de donde extrae su vigencia y actualidad o la deriva hacia formas colectivistas e individualistas en todos los órdenes de las organizaciones y creaciones humanas se han convertido en una constante en la deriva descendente de lo humano hasta nuestros días. Enotros escritos precedentes hemos destacado la socavación de la idea dejerarquía y, como contrapartida, la preeminencia de la sociedad, considerada como demos, como un mero agregado de voluntades individuales, frente a la ortodoxia y el sentido de claridad que representa el órgano del Estado como vertebrador y guía en la configuración de toda forma de asociación humana.

Sin embargo, esta degradación y erosión de la primacía de lo espiritual en toda creación humana para dar paso a formas desbocadas e irracionales del poder y la organización en el mundo moderno, también ha venido acompañada de la destrucción de la esencia de lo político, donde elparlamentarismo liberal ha jugado en papel esencial: La política convertida en un nido de arribistas, embaucadores y profesionales de la mentira; aferrados a cualquier maniobra o triquiñuela, la mayor parte de las veces de una vulgaridad y zafiedad insultante, en la que lo más importante es el espíritu de facción o pertenencia a un grupo determinado frente a otro. No importa la verdad ni el bien o el interés del conjunto, ni la armonización de los contrarios bajo el poder de una síntesis superior, de una virtud iluminante capaz de resolver cualquier antítesis generada.

La política es el actuar inorgánico y autodestructivo de las voluntades de los particulares, expresadas a través de partidos políticos o de pretendidas personalidades en ese contexto, cuyo deseo es medrar materialmente, en lo individual, para integrarse, en un plano más amplio, en los grupos oligárquicos y plutocráticos que han convertido la política, en su sentido más originario y con sus antiguos atributos de sacralidad y divinidad, en una especie de vertedero ponzoñoso donde cualquiera puede conseguir sus objetivos personales —de éxito, poder o enriquecimiento— o integrarse en las élites invertidas de la democracia liberal en perjuicio de los intereses del conjunto del cuerpo político.

Hacer política en democracia liberal es una tarea muy compleja para quienes, como organizaciones o particulares, creen que ésta, la política, debe estar guiada por un código de valores, por una ética del honor y unos principios fundamentales que nos mantengan firmes sobre un objetivo. Y mucho más complicado es, cuando se comprueba que al final prevalecen los intereses electorales, las estrategias contingentes del momento y un proceder, en general, bastante vulgar.

La política, como todas las acciones que puedan ser emprendidas en la vida, precisa de un estilo, de una ética del honor y los valores, así como un referente superior que no nos haga caer en comportamientos infrahumanos, de los cuales no pecan solamente aquellos que controlan los resortes del Estado y las democracias liberales, sino también aquellos que, desde su pasividad, permiten y sancionan la perversión y regresión máxima. Proporcionar un estilo significa dignificarse, buscar en el esfuerzo y la autodisciplina formas de superación a través de una vía ascendente y actuar en consonancia con la organicidad y universalidad de las cosas, en una palabra: centralidad.

La lucha metapolítica, la que trata de cambiar el mundo transformando interiormente al hombre, debe dignificar la función política en la medida que es capaz de restaurar su equilibrio interior y reintegrarlo en el sentido cósmico de lo divino, en su síntesis armoniosa que asegura una existencia plena desde la perennidad y atemporalidad de su centro.