martes, 26 de mayo de 2009

¿ Que es el crédito social? ? Para Qué? 2ª Parte(Louis Even)

Tan pronto como C.H. Douglas publicó sus primeros escritos sobre el Crédito Social, los financieros hicieron todo lo posible para silenciar o distorsionar esta doctrina, ya que sabían que el Crédito Social pondría fin a su control sobre la creación del dinero. Cuando Louis Even empezó su difusión en el Canadá francés en 1935, una de las acusaciones lanzadas por los financieros fue que el Crédito Social era socialismo o comunismo. Pero en 1939, los Obispos Católicos Romanos de la provincia de Quebec nombraron a nueve teólogos para examinar este sistema a la luz de la doctrina social de la Iglesia Católica y dar su opinión sobre si tenía tintes comunistas o socialistas. Después de una considerable deliberación, los nueve teólogos estuvieron de acuerdo en que el Crédito Social no tiene tintes ni de uno ni del otro y que valía mucho la pena el prestarle una mayor atención.

Aquí está la traducción completa del texto de los teólogos, reproducida de la edición del 15 de noviembre de 1939 de "La Semana Religiosa" (La Semaine Religieuse) de Montreal.

REPORTE DE LA COMISIÓN DE ESTUDIO SOBRE EL SISTEMA MONETARIO DEL CRÉDITO SOCIAL

Nuestros lectores estarán interesados en leer las conclusiones alcanzadas, después de un serio estudio de los argumentos presentados por ambas partes, por la Comisión nombrada por los Obispos de Quebec encargada de examinar, desde el punto de vista católico, el sistema de Crédito Social y especialmente para determinar si tiene tintes de comunismo o socialismo, ambos condenados por la Iglesia Católica.

Esta Comisión presidida por el P. Joseph P.Archambault, S.J. también incluyó a: Mons. Wilfrid Lebon, P.D., Can. Cyrille Gagnon, Can. J. Alfred Chamberland, P. Philippe Perrier, P. Arthur Deschenes, P. Jean Baptiste Desrosiers, P.S.S., P. Charles Omer Garant y P: Louis Chagnon, S.J.

1. La Comisión primero delimitó el campo de estudio

a) No se trata del aspecto económico o político, esto es, del valor de esta teoría desde el punto de vista económico y de la aplicación práctica del sistema de Crédito Social en un país. Los miembros de la Comisión reconocen que no tienen competencia en estos campos, además, la Iglesia no tiene porqué pronunciarse a favor o en contra de asuntos "para los que ni tiene el equipo ni la misión", como lo escribió el Papa Pío XI (Cf. Enc. Quadragsimo Anno).

b) No se trata de aprobar esta doctrina a nombre de la Iglesia, dado que ésta "Nunca, en el campo social ni económico, ha presentado ningún sistema técnico específico, lo cual tampoco es su papel." (Cf. Enc. Divini Redemptoris, n.34)

c) La única cuestión estudiada aquí es la siguiente: ¿Está la doctrina del Crédito Social, en sus principios básicos, entintada del socialismo o comunismo condenados por la Iglesia Católica? Y, de ser así ¿debe esta doctrina ser considerada para los católicos como una doctrina que no se puede admitir ni difundir?

d) El Estado, como se menciona en el presente reporte, es considerado in abstracto, sin tomar en cuenta las contingencias que pueda sobrellevar.

2. La Comisión define al socialismo y hace notar lo que caracteriza a esta doctrina
a la luz de Quadragsimo Anno:


A) MATERIALISMO
B) LUCHA DE CLASES
C) SUPRESIÓN DE LA PROPIEDAD PRIVADA
D) CONTROL DE LA VIDA ECONÓMICA POR EL ESTADO, EN CONTRA DE LA LIBERTAD Y LA INICIATIVA PRIVADA


3. La Comisión pone en propuestas los principios básicos del Crédito Social

"El objetivo de la doctrina monetaria del Crédito Social es darle a todos y cada uno de los miembros de la sociedad la libertad y la seguridad económica que el organismo social y económico puede asegurar. Para tal fin, en lugar de reducir la producción al nivel del poder de compra a través de la destrucción de los bienes o restricciones en el trabajo, el Crédito Social quiere incrementar el poder de compra al nivel de la capacidad de producción de los bienes."

Propone para tal fin:

I. El Estado debe recuperar el control de la emisión del dinero y del crédito. Lo ejercitará a través de una comisión independiente con la autoridad requerida para ello.

II. Los recursos materiales de la nación, representados por la producción, constituyen la base del dinero y del crédito.

III. En todo momento, la emisión del dinero y del crédito debe basarse en el movimiento de la producción, de tal forma que se conserve siempre un balance sano entre la producción y el consumo. Este balance es asegurado, al menos en parte, por medio de un descuento, cuya tasa variaría necesariamente con las fluctuaciones de la producción.

IV. El sistema económico actual, gracias a los muchos descubrimientos e inventos que lo favorecen, produce una inesperada abundancia de bienes, mientras reduce, al mismo tiempo, la necesidad de la labor humana creando un desempleo permanente. Una importante parte de la población es así privada del poder para comprar los bienes hechos para ella y no solamente para unos individuos o grupos. Para que todos tengan una parte de la herencia cultural acumulada por sus ancestros, el Crédito Social propone un dividendo, cuyo monto es determinado por la cantidad de los bienes que serán consumidos. Este dividendo se le dará a cada ciudadano, independientemente de tener o no otras fuentes de ingreso.

4. Ahora, debemos ver si hay algún tinte de socialismo en las propuestas arriba mencionadas

i. Concerniente al párrafo I: Esta propuesta no parece incluir ningún principio socialista y, por consecuencia, no ser contraria a la Doctrina Social de la Iglesia. Esta afirmación está basada en los siguientes pasajes de la Carta Encíclica Quadragesimo Anno: "Hay ciertas categorías de bienes de los que uno debe decir, con razón, que deben reservarse a la colectividad cuando se llegue a un poder económico tal que no sea posible, sin peligro para el bien común, ser puestos al cuidado de individuos particulares." Y la Encíclica continúa: "En primer lugar, entonces, se hace patente que en nuestros días no sólo la riqueza es acumulada, sino que un poder inmenso y una dominación económica despótica están concentrados en las manos de unos pocos y que aquellos pocos son frecuentemente, no los propietarios, sino únicamente los concesionarios y directores de los fondos invertidos, quienes los administran a su antojo. Este poder se vuelve particularmente irresistible cuando es ejercitado por aquellos quienes, debido a que tienen y controlan el dinero, son también capaces de gobernar el crédito y determinar su asignación, proveyendo, por así decirlo, la sangre de vida al cuerpo económico en su totalidad, arrebatando el alma de la producción, para que nadie se atreva a respirar sin su consentimiento."

El querer cambiar esta situación no es, por tanto, contrario a la Doctrina Social de la Iglesia. Es cierto que al darle derecho al Estado para controlar el dinero y el crédito, se le otorga una influencia considerable sobre la vida económica de la nación, influencia igual a la que es actualmente ejercida por los bancos, para su propio provecho, pero esta forma de hacer las cosas no encierra, en sí misma, ningún socialismo.

Con el dinero siendo solo un medio de intercambio en el sistema de Crédito Social, cuya emisión es estrictamente regulada por las estadísticas de producción, la propiedad privada permanece intacta; más aún, la asignación de dinero y de crédito podría incluso ser menos determinada por quienes lo controlan. El reservar a la comunidad el control del dinero y del crédito, no va, por tanto, contra la Doctrina Social de la Iglesia.

Santo Tomás de Aquino dice implícitamente en su Summa Teológica (Ética, Vol.5, Lec. 4), cuando expresa que le corresponde a la justicia distributiva - la cual, como es sabido, le concierne al Estado- distribuir los bienes comunes, incluyendo el dinero, a todos aquellos que son parte de la comunidad civil.

De hecho, el dinero y el crédito han estado, en el pasado, bajo el control del Estado en varios países, incluyendo a los Estados Pontificios y continúan estándolo en el Vaticano. Así que sería difícil ver en esta propuesta un principio socialista.

ii. Concerniente al párrafo II: El hecho de que el dinero y el crédito se basan en la producción, en los recursos materiales nacionales, no parece tener ningún carácter socialista.

La base del dinero es un asunto puramente convencional y técnico. En la presente discusión este punto fue acordado en principio por varios oponentes.

iii. Concerniente al párrafo III: El principio de mantener un balance entre consumo y producción es sensato. En una economía verdaderamente humana y bien ordenada, el objetivo de la producción es el consumo y el último debe, ordinariamente, agotar al primero- al menos cuando la producción se hace, tal como debe ser, para responder a las necesidades humanas. En cuanto al descuento cuyo principio es admitido e incluso, normalmente practicado en la industria y el comercio, es solamente un medio para efectuar este balance; esto le permite a los consumidores obtener los bienes que necesiten a menor costo, sin ninguna pérdida para los productores. Hay que notar que la Comisión no expresa una opinión sobre la necesidad de un descuento causado por una brecha que, de acuerdo al sistema de Crédito Social, existe entre la producción y el consumo. Pero si tal brecha existe, el querer salvarla a través de un descuento, no puede considerarse como una medida entintada de socialismo.

iv. Concerniente al párrafo IV: El principio del dividendo es también reconciliable con la doctrina social de la Iglesia; además, puede ser comparado con el poder del Estado para otorgar dinero. La Comisión no ve por qué sería necesario para el Estado el poseer bienes de capital para pagar este dividendo; actualmente- aunque en sentido opuesto – el poder para gravar impuestos, que el Estado posee en vistas del bien común, le da aún más derecho a esta nota y, por lo tanto, se admite. La misma afirmación aplica al descuento del Crédito Social: ambas están basadas en el principio del descuento en un sistema de cooperativa. Además, la cooperación, es tenida en alta estima por el Crédito Social.

El único control de la producción y el consumo que es necesario para la implementación del Crédito Social es el control de estadísticas, que determina el asunto del dinero y del crédito. Las estadísticas no pueden considerarse como un control real o limitante sobre la libertad individual; son únicamente un método para recabar información. La Comisión no puede admitir que el control estadístico requiera de la socialización de la producción o que éste tenga tintes de socialismo o comunismo.

Conclusión

La Comisión, por tanto, responde negativamente a la pregunta: "¿Está el Crédito Social entintado con socialismo?" La Comisión no puede ver cómo los principios básicos del sistema de Crédito Social, como se explicó arriba, puedan ser condenados a nombre de la Iglesia y de su Doctrina Social. La Comisión, sin embargo, quiere recordar a los católicos que el Crédito Social – cuyo aspecto puramente económico o político no fue juzgado aquí- sigue siendo una reforma económica, y lo que es más importante, es una reforma de las instituciones a través de la combinación de la gente que practica el mismo comercio en grupos vocacionales y de renovación moral, de acuerdo a las recomendaciones explícitas del Papa Pío XI.

Estudio de algunas objeciones

La Comisión también estudió algunas de las objeciones que generalmente se presentan contra la precedente conclusión.

Primera objeción: El control del dinero y del crédito necesariamente da derecho al control de la producción, hasta su eventual socialización.

Respuesta: El control del dinero y del crédito no les quita a los particulares ni a las corporaciones la propiedad de las herramientas ni bienes de capital, aunque esto implique, hasta cierto punto, un control indirecto de esta producción. Este control indirecto que, por lo menos usualmente, debe ser ejercitado en vistas del bien común, no tiene ningún carácter socialista, justo como el control racional de la producción ejercido por los bancos que podría llamarse liberalismo individual.

Segunda objeción: El dividendo motiva la ociosidad.

Respuesta: El Estado no emitirá dinero o crédito de acuerdo a su capricho, sino en base a los requerimientos expresados en las estadísticas de producción, que están íntimamente ligadas al trabajo de los ciudadanos. Es más probable que algunos se rehúsen a trabajar; pero no debemos pensar que el dividendo automáticamente mantendrá a todos eternamente.

Incluso, aunque el dividendo, al principio, pueda ser significativo para llenar la brecha entre producción y consumo, un continuo incremento en la producción, debido al equivalente incremento en el trabajo, será requerido para mantener el dividendo al mismo nivel.
Sin embargo, los Creditistas Sociales, no deberían poner tanto énfasis en el dividendo, especialmente en el dividendo básico permanente, el cual no es esencial para el sistema; pero el principio en sí mismo no puede ser condenado.

Tercera objeción: El dividendo y aún el descuento, privarían a los trabajadores de sus salarios y, a los productores de sus ganancias.

Respuesta: Esto podría ser verdad hasta cierto punto, y siempre de manera indirecta, si no hubiera brecha entre producción y consumo. Pero el sistema del Crédito Social está basado precisamente en esta brecha, esta es una cuestión puramente económica y técnica. De aquí, el dividendo no puede ser condenado a nombre de la doctrina social de la Iglesia. Además, parece que una brecha realmente existe entre el costo de alguna producción -pesca, recursos naturales, etc.- y el costo del consumo.

Cuarta objeción: A simple vista, una frase de Douglas inspira cierta duda: "El dividendo progresivamente desplazará sueldos y salarios."(Warning Democracy, p.34)

Respuesta: En los trabajos de Douglas, la palabra "dividendo" no siempre tiene el mismo significado. Douglas prevé aquí un sistema económico completamente cooperativo. Así es fácil entender que a los trabajadores cooperativos no se les pagará con salarios, sino con dividendos. En este caso, son, en cierto modo, los propietarios del sistema de producción. Este reemplazo de salarios por dividendos no puede, por tanto, ser considerado como contrario a la Doctrina Social de la Iglesia; especialmente desde que el Papa Pío XI, en Quadragesimo Anno admite la legitimidad de un orden en donde el contrato de sociedad corregiría, en la medida de lo posible, el contrato salarial. La cooperación es una forma de contrato de sociedad en la que el dividendo tiende a reemplazar a los salarios normal y progresivamente.

He aquí las palabras del Papa Pío XI: "Nuestro Predecesor (León XIII) cuya Encíclica Rerum Novarum, no sólo admite este contrato, sino que le concede gran espacio a su determinación de acuerdo a los principios de justicia. En el estado actual de la sociedad humana, sin embargo, consideramos aconsejable que el contrato salarial debería, en lo posible, ser modificado de alguna manera por un contrato de sociedad, como ya se ha tratado de varias formas para beneficio tanto de los asalariados como de los patrones. De esta manera los asalariados se vuelven socios en la propiedad o el manejo de las utilidades."

Es verdad que es difícil imaginar un sistema de cooperativa que haya alcanzado tal punto en que cada salario haya desaparecido para ser reemplazado únicamente con los dividendos; sin embargo, esto no hace la hipótesis errónea. Más aún, la Comisión quiere señalar que algunas expresiones de Douglas, sobre esta materia, son algo confusas. Sin embargo, este parecía ser su pensamiento, de acuerdo con los líderes del Crédito Social.

Estas objeciones no pueden, en opinión de la Comisión, invalidar el juicio previo, formulado a partir de un punto de vista social católico.

Permítasenos añadir que un estudio profundo del sistema, desde un punto de vista puramente económico, es esencial, debido a la importancia del asunto en nuestros días.

¿ Que es el crédito social? ? Para Qué? 1ª Parte(Louis Even)

1. ¿QUÉ ES EL CRÉDITO SOCIAL? ¿PARA QUÉ?

Para una sociedad más justa y más cristiana
Para terminar con la pobreza espiritual y material

Por Louis Even

Hay muchas cosas buenas en un los países, pero el derecho para tener esas cosas, el permiso para obtenerlas, es lo que les falta a las personas y a las familias que los necesitan. ¿Falta otra cosa más que el dinero? ¿Qué más falta, a parte del poder de compra para que la producción pase de las tiendas a las casas?

1.1 EL DINERO NACE EN ALGUNA PARTE

Pero, ¿dónde comienza el dinero, el dinero que falta para tener los bienes que siempre están ahí?
Primera idea: hay una cantidad estable de dine­ro: ¡como si se tratara del Sol, de la lluvia o de la tem­peratura! Idea falsa. Si hay dinero, es que fue hecho en algún lado. Si no hay, significa que aquellos que lo fabrican, ya no hicieron más.

Segunda idea: cuando uno se plantea la cues­tión, uno piensa que el gobierno crea el dinero. Esta idea es también falsa. Los gobiernos de hoy no fabri­can el dinero. Ellos se quejan continuamente de no tener lo suficiente. Si lo fabricaran, no se cruzarían los brazos por diez, veinte, treinta años o una eter­nidad, en el momento que tuvieran de frente dicho problema de la escasez de dinero (y no tendríamos deuda nacional en ningún país). El gobierno estable­ce impuestos y realiza préstamos, pero no fabrica el dinero.

Nuestro nivel de vida, en un país donde falta el dinero, no está controlado por las cosas que existen alrededor nuestro, sino por el dinero que disponemos para comprar esas cosas básicas para vivir. “Aque­llos que controlan el dinero, controlan nuestro nivel de vida. Aquellos que controlan el dinero y el crédito se han vuelto los maestros de nuestras vidas… sin su permiso, nadie puede respirar.” (Pío XI, Encíclica Quadagesimo Anno)

1.2 DOS CLASES DE DINERO

El dinero, es todo aquello que sirve para pagar, comprar. Es un símbolo aceptado por toda la pobla­ción de un país para el intercambio de productos o servicios.

El material con que esté hecho el dinero, no tiene importancia. El dinero ha sido fabricado en la histo­ria de muchos materiales: de madera, de plata, de oro, de papel, de aleaciones de metales, etc. En el México prehispánico, el cacao, era el producto consi­derado para realizar las transacciones de productos y servicios.

Actualmente, tenemos dos clases de dinero en to­dos los países: el dinero de bolsillo, fabricado en metal y en papel; y el dinero vir­tual, que no es otra cosa que puras cifras creadas a partir del tecleo de una computadora. El dinero de bolsillo, es el menos im­portante, el dinero virtual, es el más importante.

El dinero virtual, es manejado por medio de las cuentas de banco. To­das las transacciones que se realizan por medio de cuentas de banco, utilizan el dinero virtual. Todas las cosas, se pueden com­prar o vender por medio del dinero virtual. El dinero de bolsillo circula o deja de circular, según las transacciones que se hagan en el mundo real. Pero los negocios, no dependen del dinero de bolsillo; éstos se mantienen por medio de las cuentas de banco de los hombres de negocios.
Con una cuenta de banco, uno compra o vende sin servirse del dinero de metal o papel. Uno compra con cifras.

Supongamos que tengo una cuenta de banco con $40,000. Compro un carro que cuesta $10,000. Yo pago con un cheque y el vendedor endosa dicho cheque y lo deposita en su banco.
El banquero entonces realiza cambios en dos cuentas: primero aquella del vendedor de carros, la misma que él incrementa en $10,000; luego la mía, la misma que disminuye $10,000. El vendedor de ca­rros tenía $500.000, él ahora tiene $510,000 regis­trado en su cuenta bancaria. Yo tenía $40.000 en mi cuenta y ésta ahora tiene un saldo de $30,000.

Como podemos ver, el dinero de papel o de me­tal no fue utilizado para dicha transacción. Y tampo­co fue creado por el gobierno del país. Yo pasé cifras a la cuenta del vendedor. Pagué con cifras. En pro­medio, nueve de cada diez transacciones, se realiza por medio del dinero virtual. El dinero de cifras, es el dinero moderno. Es el más abundante: hay diez veces más que el de bolsillo. Es el más confiable, el más seguro, nadie lo puede robar.

1.3 AHORRO Y PRÉSTAMO

El dinero de cifras, al igual que el dinero de bol­sillo, tienen un inicio. Pues el dinero virtual es una cuenta de banco que se torna existente el momento que se crea dicha cuenta, sin que el dinero disminu­ya ni de otra cuenta de banco, ni de otro bolsillo.

Hacemos que el dinero crezca en una cuenta de banco de dos formas: el ahorro y el préstamo.
La cuenta de ahorro es una transformación del dinero. Yo llevo dinero de bolsillo (billetes y monedas) al banquero y él aumenta las cifras correspondientes a mi cuenta. Yo ya no tengo más dinero de bolsillo, tengo dinero virtual, dinero de cifras a mi disposición. Puedo reobtener el dinero de bolsillo, disminuyendo el dinero de cifras. Simple transformación.
Pero lo que queremos es saber de dónde nace el dinero. La cuenta de ahorro, simple transformación, no nos interesa por el momento.

La cuenta de préstamo es la cuenta que el ban­quero abre para aquel que viene a pedir dinero. Su­pongamos que voy a establecer una manufactura nueva. No me falta otra cosa que dinero, así que voy con el banquero y le pido prestado US$100,000 so­bre garantía. El banquero me hace firmar las garan­tías, la promesa de rembolsar el dinero prestado con el interés. Así que el banquero me presta $100,000.

¿Me prestará esta cantidad en billetes? Yo no lo quiero así. Sería muy peligroso. Yo soy un hombre de negocios que no se arriesga. Lo que deseo es una cuenta bancaria con $100,000, lo que facilitaría para llevar a cabo el negocio.

El banquero va entonces, a poner en mi cuenta $100,000 como si yo hubiese venido a depositarlos al banco. Pero yo no los he traído. Yo he venido a pedirlos.

¿Es una cuenta de ahorro hecha por mí? No. Es una cuenta de préstamo creada por el banquero para mí.

1.4 EL FABRICANTE DE DINERO

Esta cuenta de $100,000 no fue hecha por mí, sino por el banquero. ¿Cómo la ha creado? ¿El di­nero del banco ha disminuido a raíz del préstamo de $100,000 que el banquero ha puesto en mi cuenta? Preguntémosle al banquero:

Sr. Banquero, ¿Tiene usted menos dinero en su bóveda después de haberme prestado $100,000?

– Yo no he ido a la bóveda.

¿Las cuentas de otros han disminuido?

– No, las cuentas de los otros clientes están intac­tas.

¿Qué ha disminuido en el banco?

– Nada ha disminuido

Sin embargo, mi cuenta de banco ha aumen­tado. ¿De dónde viene el dinero que me está prestando?

– No viene de ninguna parte

¿Dónde estaba cuando entré al banco?

Simplemente no existía

Y ahora que está en mi cuenta, existe. Enton­ces, ¿acaba de venir al mundo?

– Ciertamente

¿Quién lo ha traído al mundo y cómo?

Fui yo, por medio del tecleo de las cifras en mi computadora. Yo mismo he tecleado la cantidad de $100,000 a su crédito, como usted lo pidió.

Entonces, ¿usted crea el dinero?

– El banco crea el dinero de cifras, el dinero virtual, el dinero moderno, el cual, hace que se desarrollen los negocios.

El banquero fabrica el dinero, el dinero de cifras; así que es él quien hace préstamos a las cuentas de empresarios, particulares y gobiernos.

Cuando yo salgo del banco, hay en el país una nueva base de cheques aprobada por el banquero. El monto total de todas las cuentas en el país fue incrementado por $100,000. Con este dinero nuevo, yo puedo pagar a mis trabajadores, comprar maqui­naria, etc. ¿Entonces quién fabrica el dinero nuevo?: El banquero.

1.5 EL DESTRUCTOR DEL DINERO

El banquero, y el banquero solo, crea esta clase de dinero: el dinero de escritura, el dinero del que depende el desarrollo de los negocios. Pero el no regala el dinero que él crea. Lo Presta. Lo presta por un cierto tiempo, y después de cumplido ese lapso de tiempo, hay que reembolsarlo.

El banquero reclama el interés sobre este dinero que ha prestado. En mi caso, es probable que me re­clame $15,000 de interés, de los $100,000 que pedí prestados. Él va a retener el monto de interés como garantía de préstamos y yo saldré del banco con una cuenta neta de $85,000, después de haber firmado un compromiso que dice que tendré que regresar los US$100,000 a la vuelta de un año.

Si realizo mi nuevo proyecto, tendré que pagar a los trabajadores compararé cosas, y de esta manera extenderé mi cuenta bancaria de $85.000 alrededor del país.

Al término de un año, será necesario que tenga ganancias, que vendrán de la venta de mis bienes por un precio superior del que me costó a mí, yo de­beré incrementar mi cuenta en una cantidad no infe­rior a $1000.000.

Al final del año, voy a rembolsar el dinero que pedí prestado y el banquero va a cancelar mi deu­da. Este dinero no lo meterá a la cuenta de ninguna persona. Nadie podrá retirar este dinero. Este es el dinero muerto.

Aquel que presta, crea el dinero. El que reem­bolsa, lo hace morir. El banquero crea el dinero y lo pone en circulación en el mundo. El banquero pone el dinero en el ataúd cuando se reembolsa el dine­ro. Entonces, el banquero también es el destructor del dinero. En este sistema de bancos, el reembolso debe ser mayor que el préstamo; las cifras del dinero muerto, deben ser mayores que las del dinero crea­do: la destrucción debe sobrepasar la creación.

Esto parecería imposible y colectivamente es im­posible. Si por ejemplo, yo tengo éxito alguien debe ir en bancarrota, debido a que todos juntos no estamos en capacidad de compensar con más dinero del que fue hecho. El banquero no crea nada sino solamente una suma de capital. Nadie crea lo que es necesario para pagar el interés, porque nadie más crea el dine­ro. Y sin embargo, el banquero exige tanto el capital, como el interés. Tal sistema no puede mantenerse sino para un continuo y siempre incrementado flujo de préstamos. De ahí que tengamos un régimen de deudas y la consolidación del poder dominador de los bancos.

1.6 LA DEUDA NACIONAL

El gobierno no crea el dinero. Cuando el gobierno ya no puede imponer impuestos ni pedir prestado a los individuos, debido a la escasez de dinero, el gobierno pide préstamos a los bancos.
Esta operación de prés­tamos de los gobiernos a los bancos, pasa exacta­mente de la misma manera que conmigo. La garantía, es todo el país; la promesa para rembolsar, es la obligación. El préstamo del di­nero, es una cuenta hecha por medio del tecleo de cifras en una computadora.
Podemos citar un ejemplo. Así, en 1939, el go­bierno federal del Canadá con el propósito de cubrir los gastos iniciales de la guerra, solicitó unos ochen­ta milones a los bancos. Los bancos le prestaron al gobierno y abrieron una cuenta por ochenta millones sin descontar un centavo a nadie, de esta manera le entregaron al gobierno una base nueva de cheques por la suma de ochenta millones.

Pero en octubre de 1941, el gobierno tuvo que retribuir ochenta y tres millones doscientos mil a los bancos, incluyendo tanto el capital como los intere­ses.

A través de impuestos, el gobierno tuvo que reti­rar del país tanto dinero como había gastado, ochen­ta millones. Pero además, tuvo que girar del país unos tres millones adicionales, dinero que no había puesto al servicio de país, que no había sido hecho ni por los banqueros ni por nadie más.
Aún reconociendo en el mejor de los casos que el gobierno pueda encontrar el dinero que existe, ¿cómo podría encontrar el dinero que nunca fue creado?

El hecho simplemente es, que el gobierno no lo encuentra. Es simplemente añadido a la deuda nacional. Esto explica porqué la deuda nacional se incrementa en la misma medida en que el desaro­llo del país requiere más dinero. Todo dinero nuevo nace como deuda, a través de los bancos, quienes reclamarán más dinero del que en realidad emitie­ron.

¡Y la población del país se encuentra colectiva­mente endeudada por la producción y servicios que ella misma produce! Es el caso para la producción de las guerras. Es el caso también para la producción en tiempos de paz: creación de carreteras, puentes, acueductos, escuelas, y demás infraestructura para el país.

1.7 EL DEFECTO MONETARIO

La situación se resume en esta cuestión inconce­bible: todo el dinero que se encuentra en circulación, no ha venido de otro lugar, más que de los bancos. El dinero de metal y papel, no pueden estar en circu­lación, si no ha sido liberado por los bancos.

El banco pone el dinero en circulación solamente por medio de préstamos a un cierto interés. Lo que quiere decir que todo el dinero en circulación pro­viene de los bancos y debe algún día regresar a los bancos algún día, incrementado con el interés.

El banco es el propietario del dinero. Nosotros somos los que solicitamos préstamos. Si alguien puede sostener su dinero por un largo período de tiempo, o aún permanentemente, otros sin embar­go necesariamente están en incapacidad de cumplir con sus compromisos financieros.

Una multiplicidad de bancarrotas, tanto de indivi­duos como de compañías, hipotecas tras hipotecas, y una deuda pública que siempre va en incremento, son los frutos naturales de tal sistema.

Reclamar interés sobre el dinero a medida que éste se crea es tanto ilegítimo como absurdo, antiso­cial y contrario a la buena aritmética. El defecto mo­netario es por consiguiente, tanto un defecto técnico como un defecto social.

A medida que el país se desarrolla tanto en pro­ducción así como en población, se necesita más di­nero. Pero es imposible obtener dinero nuevo sin la contratación de una deuda que, colectivamente, no puede ser pagada.

De manera que nos quedan las alternativas ya sea de detener el desarrollo o adquirir deudas; de hundirnos en desempleo masivo o en una deuda que no se puede pagar. Y es precisamente este dilema el que está siendo sometido a debates en cada país.

Aristóteles y luego Santo Tomás de Aquino, es­cribieron que el dinero no reproduce más dinero. Pero el banquero crea el dinero únicamente con la condición de que reproducirá más dinero. En vista que ni gobiernos, ni individuos crean dinero, nadie crea el interés que reclama el banquero. Aún lega­lizado, el sistema de todo este asunto permanece vicioso e insultante.

1.8 DECADENCIA Y DEGRADACIÓN

Esta manera de crear el dinero de un país, por medio de forzar tanto a los gobiernos como a los in­dividuos a que se encuentren endeudados, estable­ce una dictadura real sobre gobiernos e individuos igualmente.

El gobierno soberano se ha vuelto signatario de deudas de un pequeño grupo de acaparadores. El ministro ó el gobernador, que representa a millones de hombres, de niños, firma deudas impagables. El banquero, quien representa a un grupo interesado en obtener ganancias y dominar, fabrica el dinero del país.

Un aspecto muy importante que toca el Papa Pío XI, sobre el tema de la decadencia, es el siguiente: “Los gobiernos se han rendido a sus nobles funcio­nes y se han convertido en los sirvientes de intere­ses privados”.

El gobierno, en lugar de guiar al Estado, se ha convertido simplemente en un recaudador de im­puestos; y una gran tajada de las rentas públicas por impuestos, la tajada más “sagrada”,fuera de cual­quier discusión, es precisamente para pagar el inte­rés de la deuda nacional.

Más aún, la legislación consiste, sobre todo, en imponer impuesos a la gente y eregir en todo lado, restricciones a la libertad. Estas son leyes para ase­gurar que los creadores del dinero sean compensa­dos. No existen leyes para prevenir al ser humano el morirse debido a una pobreza extrema.

En cuanto a los individuos, la escasez de dinero desarrolla en sus propios hogares una mentalidad de lobos. Frente a la abundancia, solamente aquellos que tienen el muy escaso símbolo de bienes, dinero, tienen el derecho de girar sobre esa abundancia. Por consiguiente, tienen derecho a la competencia, la ti­ranía del “jefe”, contienda doméstica, etc.

Un pequeño grupo maneja a los otros; gran can­tidad de gente gime, muchos en la más degradante pobreza.

1.9 CONTROL SOCIAL DEL DINERO

Es San Luis, rey de Francia, quien decía: “El pri­mer deber de un rey es acuñar dinero cuando sea necesario para la vida económica sólida de sus go­bernados.”

No es del todo necesario, tampoco se debe re­comendar, que los bancos sean abolidos o naciona­lizados. El banquero es un experto en contabilidad e inversión; muy bien puede continuar recibiendo e invirtiendo los ahorros con ganancias, tomando su parte de las ganancias. Pero la creación de dinero es un acto de soberanía que no debería dejarse en manos de un banco. La soberanía debe ser retirada de las manos de los bancos y devuelta a la nación.

El dinero de cifras es una buena invención mo­derna, que debemos tomar. Pero en lugar de tener su origen bajo el régimen de un sujeto privado, en forma de deuda, estas cifras deberían venir de un or­ganismo monetario nacional, en una forma de dinero destinado para servir a la gente.
Debemos dejar de sufrir privaciones que se pre­sentan en todos los países, para tener la facilidad económica en cada hogar. El dinero será creado después de conocer la capacidad de producción y de servicios que la población puede ofrecer; y des­pués de conocer los deseos de los consumidores de frente a los bienes útiles posibles.

Por lo tanto, nada debe voltearse en el campo de la propiedad o la inversión. No debe existir la ne­cesidad de abolir el dinero actual y reemplazarlo con otros tipos de dinero. Todo lo que se necesita es que un organismo monetario social añada suficiente del mismo tipo de dinero a los dineros que ya existen, de acuerdo con las posibilidades del país y con las necesidades de la población. Uno debe parar de su­frir privaciones cuando existe todo lo necesario en el país para proporcionar comodidad a cada hogar.

La cantidad de dinero debe medirse de acuerdo con la demanda de los consumidores por los bienes útiles y posibles.

Por lo tanto, los productores y consumidores en conjunto, toda la sociedad, la cual al producir bienes frente a las necesidades,deberán determinar la can­tidad de dinero nuevo que un organismo, actuando en nombre de la sociedad, deberá poner en circula­ción de tiempo en tiempo, de acuerdo con el desa­rrollo del país. Así la gente recuperará su derecho a vivir, su plena vida humana, de acuerdo con los recursos del país y las grandes posibilidades moder­nas de producción.

1.10 ¿PARA QUIÉN EL DINERO NUEVO?

Por lo tanto, el dinero deberá ser puesto en circu­lación de acuerdo al nivel de producción y según lo dicten las necesidades de distribución.

Pero, ¿a quién le pertenece este nuevo dinero cuando entre en circulación en el país?

Este dine­ro pertenece a los mismos ciudadanos. No le perte­nece al gobierno, que no es el dueño del país, sino solamente el protector de un bien común. Tampoco pertenece a aquellos que se hacen cargo de los or­ganismos monetarios nacionales, como los jueces, quienes realizan una función social y son pagados estatutariamente por la sociedad por los servicios que proporcionan.

¿A cuáles ciudadanos?

A todos. Este dinero no es un salario. Es una inyección de dinero nuevo en­tre la población, para permitir al público consumidor adquirir bienes que ya han sido hechos o que sean fácilmente realizables, los mismos que están espe­rando solamente el poder adquisitivo suficiente para poner a esta producción en movimiento.

Con toda imparcialidad, no hay otro camino más justo de poner este dinero nuevo en circulación, que por medio de la distribución equitativa entre todos los ciudadanos sin excepción. La participación también hace posible que se logre el máximo beneficio del dinero, ya que llega a cada rincón de la tierra.

Cada vez que se deba aumentar el dinero del país, cada hombre, cada mujer, cada niño, recién na­cido, tendrá así, su parte de la nueva etapa de pro­greso que proporciona el dinero nuevo necesario.

No es un salario por un trabajo realizado, es un dividendo para cada uno. Es su parte de un capital común: El Crédito Social. Si hay propiedades priva­das, hay también bienes comunes, que a todos les pertenecen bajo el mismo título.

1.11 RESULTADO: EL ORDEN ESTABLECIDO

¿Cuál será, el efecto después de esta reforma financiera con el Crédito Social? De una manera general, a corto plazo, se tendría el establecimiento del orden financiero, y por consiguiente, el político y social.

En el orden de superioridad entre las cosas crea­das, el hombre viene inmediatamente después de Dios y de sus Ángeles. El dinero, al igual que cual­quier cosa sin inteligencia, viene después y debe es­tar sujeto al hombre.

********

lunes, 25 de mayo de 2009

Entrevista al general australiano Cosgrove

www.ctcarlista.org/

Se ha recibido via email, una entrevista que se hizo en una emisora australiana, a un General del ejercito australiano, en referencia a una visita que iban a hacer unos boys scouts a una base militar, la he traducido al español y la cuelgo aqui, pues creo no tiene desperdicio.
Y ME PREGUNTO QUE OCURRIRIA EN ESTE PAIS SI UN MILITAR DIERA UNA RESPUESTA COMO ESTA, Y QUE DIRIA CARME CHACON... (me quito el sombrero ante el General Cosgrove)
___________________________________________________
locutora: Por lo tanto, General Cosgrove, ¿qué cosas se va a enseñar a estos jóvenes cuando visitan su base?

General Cosgrove : Vamos a enseñarles escalada, piragüismo, tiro con arco y disparar.

Locutora: ¡Disparar! Eso es un poco irresponsable, ¿no?

General Cosgrove : No veo por qué, todo sera debidamente supervisado por expertos en armas.

Locutora: Pero tendra que admitir que se trata de una acitividad terriblemente peligrosa para los niños

General Cosgrove : No veo porque, vamos a enseñarles disciplina antes de que toquen un arma de fuego

Locutora: Usted los esta equipando para convertirse en violentos asesinos.

General Cosgrove : Bien Señora, veo que usted está equipada para ser una prostituta, pero no lo es , ¿verdad?

La radio fue silenciada y terminó la entrevista.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Hacia el colapso

http://haciaelcolapso.blogspot.com/2009/05/hace-anos-que-se-sabia-que-ibamos-hacia.html

Hacia el colapso.

Nuestra civilización industrial ha podido desarrollarse gracias a la explotación de unos abundantes combustibles fósiles-petróleo, gas natural y carbón-, y al uranio, que la naturaleza ha tardado millones de años en crear. Los humanos los habremos consumido en menos de 200 años. Quedan alrededor de 30 años para que los hayamos agotado casi en su totalidad. Luego, nuestra civilización colapsará. Somos como el Titánic: nos hundiremos y solo los que viajen en primera clase se salvarán.

martes 5 de mayo de 2009

Hace años que se sabía que íbamos hacia la mayor crisis económica de la historia.

" Todo el mundo espera la recuperación. Ésta no llegará. Los próximos meses verán cómo se hunden completamente las Bolsas arrastrando en su caída final las economías reales. Las masas habían creído en la generación espontánea de riqueza. El superendedudamiento se había convertido en norma tanto en el sector privado como en el público. El sistema implosiona. "

" La política de bajada de tipos de interés para relanzar la economía ha sido utilizada abusivamente desde hace demasiado tiempo. Reina la deflación. La economía norteamericana también flaquea. Pronto se producirá un crack en el sistema monetario. Y esta crisis económica será mucho peor que la de 1929. "

Laurent Artur Du Plessis, periodista, año 2002.

" El mundo camina hacia la mayor crisis económica del siglo. "

Ryoji Musha, analista del Deutsche Bank en Japón, año 2002.

" No hay ningún medio de evitar el hundimiento final de una expansión provocada por un aumento del crédito. La alternativa consiste en saber si la crisis debe llegar antes, tras un abandono voluntario de la expansión del crédito, o más tarde en una catástrofe final y absoluta del sistema monetario implicado. "

Ludwig von Mises, economista, a finales del siglo XX.

Podría citar varios expertos más que vaticinaron que entraríamos en una depresión económica a principios del siglo XXI, y es que cualquier sistema económico basado en el crédito, está condenado al hundimiento: no se puede vivir eternamente a crédito.

Los políticos eran conscientes que esta situación llegaría, como también son conscientes que el petróleo se esta agotando y no hay sustituto posible.

¿Por qué no han hecho nada ?

Pues porqué el horizonte máximo de un político son las próximas elecciones, por ejemplo, el paro " sólo " ha subido en 40000 personas en abril porqué el plan E de ZParo ha colocado a más de 100000 personas, así maquilla el Bobo unas cifras escandalosas, pero esos contratos terminan antes del 31 de diciembre de este año, con lo que si computamos el paro real, esto es: el registrado en el INEM + EREs + cursillos, terminaremos el año con 5 millones de parados reales, y no el maquillaje del ministro del paro.

Para que se cree empleo en España se necesita un incremento del PIB interanual del 3 % como mínimo. Extrapolando las cifras del primer trimestre de 2009 nos hallamos en un - 10 % de decrecimiento del PIB.

¿A dónde nos llevan estas cifras ?

Pues hacia los 6 millones de parados que veremos en 2012.

El Bobo pretende presentarse a las elecciones europeas del mes que viene con la cantinela de " estamos saliendo de la crisis porqué disminuye el ritmo de destrucción de empleo; estamos en el buen camino ", y en España, país de borregos por excelencia, millones de personas creerán esta mentira.

A lo largo de la historia, la opinión mayoritaria siempre ha dado síntomas de miopía: no ve las catástrofes venideras.

¿ A quién creer ?, a ZParo, que desconoce algo tan sencillo como quién fija el euribor, o a Roberto Centeno, Marc Vidal y Santiago Niño Becerra, que llegan a vaticinar tasas de paro del 30 %, más de 10 años de crisis, e incluso Marc augura nuestra expulsión del euro y un corralito para España.

Se ríen los mediocres y critican a tres profesionales con una trayectoria que entre todo este gabinete gobernante de indigentes e " indigentas "intelectuales no les llega ni para limpiarles los zapatos.

Vivimos una realidad Mátrix: España siempre fue un país pobre, un país de emigrantes no de inmigrantes. La abundancia de estos últimos años fue un espejismo: vino dada por mor de las ayudas europeas y una expansión crediticia.

Las ayudas de Europa se han acabado y, además, somos el país con la mayor deuda percápita del mundo: 1,8 billones de euros, en términos absolutos.

La banca española debe muchísimo dinero a bancos extranjeros. El dinero que ZParo les ha dado - nuestro dinero -, la banca lo ha empleado para pagar parte de esa deuda, por eso el crédito no fluye a ciudadanos ni empresas, así es imposible salir de la crisis.

Ahora pasamos de ser receptores de ayudas a donantes para levantar los países excomunistas, cuya entrada y por mero efecto estadístico nos ha colocado dentro de la Europa rica.

De eso nada: España es pobre de solemnidad y a duras penas puede soportar una población de treinta y tantos millones de habitantes y varios millones de parados: paro estructural, paro de siglos.

Con la actual población española, que debe de rondar los 50 millones - ni el gobierno sabe cuánta y qué gente hay metida en España -; una tasa de paro del 30% y nuestra casi segura expulsión del euro, los progres habrán argentinizado definitivamente España.

Nos tocará emigrar a los españoles.

A ver si allí donde nos permitan entrar - los países serios se reservan el derecho de admisión, no como éste que es el coño de la Bernarda en materia de inmigración - nos darán preferenca sobre los nacionales, tal y como sucede en España:JAMÁS.

Es que no falla, llegan los socialistos al poder y hunden España.

Cuando gracias a Dios perdieron las elecciones en 1996, Aznar tuvo que pedir un crédito bancario para pagar las pensiones de noviembre de ese año: los progres habían dejado la SS quebrada.

Había un 23 % de paro y tantos cotizantes a la SS como en 1975.

Como las arcas estaban vacías, en la última fase de los gobierno de González se instauró la Ley de tasas, aquélla por la cuál Hacienda decía cuánto costaba tu piso, y siempre era más de lo que habías pagado por él.

También pretendían anular la desgravación fiscal por vivienda.

Trece años después la historia se repite.Esta ecuación no falla: Socialismo = demagogia, caos y miseria.

País de borregos.

martes, 12 de mayo de 2009

Amnesia selectiva (Juan Manuel de Prada)

AMNESIA SELECTIVA

Por Juan Manuel de Prada­

XLSEMANAL 10 DE MAYO DE 2009


Unos neurólogos america­nos andan experimentando con una droga que inhibe la secreción de una enzima asociada a la memoria. Su propósito, según nos revelan, consiste en lograr una suerte de `amnesia selec­tiva' que permita a los consumidores de la droga en cuestión olvidar traumas del pasado, adicciones vergonzantes y, en general, `mejorar la memoria', des­pojándola de recuerdos embarazosos o aflictivos, asociados a las atrocidades o meros deslices cometidos en algún pasa­je recóndito de su biografía. Aunque la noticia haya trepado a los titulares de los periódicos más pretendidamente serios del mundo, salta a la vista que esta bús­queda de `amnesia selectiva' constituye una de esas supercherías científicas con las que periódicamente nos embaucan; pues, suponiendo que la memoria se pueda en efecto manipular mediante la inhibición de una enzima, parece bastan­te improbable que un producto de labo­ratorio pueda completar el escrutinio de nuestros recuerdos y extirpar aquellos que nos resulten enojosos, como haría el bisturí de un cirujano con las verrugas que afean nuestro cutis. Pero que tal superchería haya obtenido la atención mediática nos revela que responde a un anhelo cierto de los hombres de nuestro tiempo; anhelo tal vez inconfesable que la coartada cientifista adecenta o pres­tigia.

Tal anhelo no es otro que la abolición de la conciencia moral, aunque se dis­frace de propósitos salutíferos. ¿Y qué es la conciencia moral? Pues es la capa­cidad del hombre para razonar sobre la ética, para discernir lo que es bueno y lo que es malo, lo que es justo e injusto; y, por extensión, la capacidad para pensar y obrar según tales patrones de juicio, de tal modo que el hallazgo de verdades morales objetivamente válidas guíe nuestra conducta, de tal modo que cuando nos apartamos de tales verdades nuestra naturaleza se rebele, sintiéndose culpable. Este `sentimiento de culpa' es lo que permite combatir el mal en sus fundamentos, independientemente del perjuicio que nos ocasione (a nosotros mismos o a un tercero), pues califica éticamente nuestra conducta; cuando ese sentimiento de culpa o conciencia del mal cometido desaparece -como ocurre en nuestra época-, el mal sólo puede combatirse en sus consecuencias; esto es, en la medición del perjuicio que causa a terceros. Así, por ejemplo, nuestra época no califica moralmente las aberraciones sexuales, puesto que el pensamiento, al no infligir daño a ter­ceros, no delinque; y sólo actúa cuando tales aberraciones son ejecutadas a costa de un tercero. Pero desde el momento en que la conciencia moral se oscurece, dimitiendo de calificar tales aberracio­nes, desaparece el freno que las atacaba en su fundamento, y las consecuencias de tales aberraciones no hacen sino crecer, hasta el extremo de que la ley no se basta para frenarlas. Y, con el oscurecimiento de la conciencia moral, incluso ese perjuicio causado a terceros puede tener mayor o menor gravedad, o incluso carecer de gravedad alguna, dependiendo de nuestros intereses: así, por ejemplo, una mayoría social puede determinar interesadamente que enri­quecerse sin tasa, aunque sea a costa de expoliar a otros, no debe combatirse; o también que se aborte a mansalva; o que la palabra dada no nos obligue, etcétera. Ejemplos de este peligroso deslizamiento de la conciencia moral los tenemos por doquier.

Nuestra época pretende que el senti­miento de culpa asociado a la conciencia del mal cometido no es algo intrínseco a la naturaleza humana, a su capacidad para razonar sobre la ética, sino un ins­trumento fiscalizador de las religiones que conviene erradicar, para que el hombre adquiera mayores cúspides de libertad. Pero libre sólo es quien es capaz de calificar en conciencia su conducta; la libertad de quien carece de conciencia es expresión de una esclavitud o debilidad absoluta, que es la de quien ha renun­ciado a enjuiciar su conducta. Ocurre, sin embargo, que el hombre es racional
por naturaleza; y todo intento de ampu­tar su conciencia moral es como exhor­tarlo a caminar a cuatro patas. El hom­bre animalizado puede llegar, en último extremo, a caminar a cuatro patas, pero seguirá teniendo nostalgia de aquella edad dichosa en que lo hacía sobre los pies; y el hombre al que se le ha invitado a dimitir de su conciencia moral sigue teniendo una memoria aflictiva de aque­llos actos que realizó o pensamientos que concibió contrariándola. Y para que esta agresión a su verdadera naturaleza no lo atormente anhela una droga que anestesie selectivamente su memoria. ¡Pobres hombres desnaturalizados!

www,xlsemanal.com/prada
http://www.juanmanueldeprada.com/